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domingo, 4 de noviembre de 2012

GUILLERMO DE LUZURIAGA "SOLÓN DE MEL".


GUILLERMO DE LUZURIAGA
SOLÓN DE MEL
 (1895-1959)
 

       Poemas de la Noche

Los Pescadores de Estrellas


Luna que en cuarto creciente,
tan delgada y esplendente
y en un cielo sosegado
que es otro lago encantado,
mientes ser una piragua
que se ha escapado del agua…

Piragua de soñadores
sonámbulos pescadores,
piragua que es un hechizo
 por alígera y gentil,
piragua de oro y marfil
que se fugó de Janicho.

Piragua de formas bellas
 que en azul nimbo destellas,
con tu red de oro tendida…
navegando entre fulgores
si en ti bogara mi vida
sobre las nubes aquellas,
piragua de pescadores,
de pescadores de estrellas.

(Pátzcuaro abril 1926)
Tomado del libro La Sinfonía del Sol



 Poeta, novelista. Nació y murió en la ciudad de México. Estudió tres años en la Escuela Nacional de Medicina. Profesor de la UNAM y de la Secretaría de Educación Pública. Colaboró en periódicos y revistas literarias. Usó el pseudónimo de “Solón de Mel”. Editó las revistas: El trovador, Alma Bohemia y Alma Latina (1913-15). Fue redactor de: El Paladín, El Pueblo, El Universal (1916-21), El Universal Ilustrado, Revista de Revistas y Zig-Zag; jefe de información de las revistas de la Escuela Nacional de Aviación y de la Secretaría de Salud; y jefe de redacción de El Libro y el Pueblo, órgano bibliográfico de la Secretaría de Educación. Autor de narrativa. Entre sus libros de relatos cuenta: Hombres de la Independencia (1925), La novela de muchas (1931), El Herido (1931), los cuentos El fracaso de Cristo (1938) y El Derrumbe (1946); y poesía: Algo. Primicias líricas (1918),  Manzanas del Paraíso (1918), Libro Prohibido (1920), La Sinfonía del Sol (1928), Tetralogía Elemental (1933), Sinfonía de los cuatro elementos (1943), Luceros en el Pozo (1945) y Por los caminos de Orfeo (1946).



OFERTORIO 

Tus  senos  son
mi obsesión...
Tanto  así,  que se me  antoja
rezarles una oración 
fanáticamente  roja.

Tanto  así,  que sobre ellos
perder quiero de mis labios, 
los  persistentes   resabios
de  un escepticismo  acre
al proclamarlos  más  bellos
que los de Venus  y Leda,
estampando  entre la seda
de sus  níveas morbideces
ósculos  que hagan las veces
como  sellos de lacre

Sí  se  encontraran  tus senos 
de  venenos
 llenos
con  
decisión 
juraría 
que  sobre ellos moriría ...
más
jamás
renunciaría
    su dichosa  posesión 


Tus  senos  son
mi obsesión,
mi pasión    
   mi devoción...

... Acoge pues mi oración. 
Tomado del libro Manzanas del Paraíso





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