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jueves, 3 de mayo de 2012

GUERRAS FLORIDAS Xochiyaoyotl Antonio Fco. Rguez. A.


GUERRA FLORIDA  
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado



De xochiyaoyotl, de xochitl, flor + yaoyotl, guerra (de yaoana, capturar). La hambruna derivada de la gran sequía en el valle de México de 1451 a 1456, provocó gran mortandad y emigración. Los más pobres se venden en la región de los totonacas como esclavos o prostitutas, parecía el fin. Los mexicas creyeron que se debía a un enojo de su dios Huitzilopochtli, por lo que optaron por aumentar su ritual con más sacrificios humanos, pero como ya no tenían enemigos cerca de su dominio, concertaron una reunión de su Consejo Supremo presidido por Moctezuma Ilhuicamina y el Cihuacóatl Tlacaélel con los grandes señores de las poblaciones vecinas, explicándoles la necesidad de aumentar tales sacrificios mediante una guerra sagrada o ceremonial en la cual recíprocamente se suministraban víctimas, o sea que, los guerreros capturados fueran sacrificados en cada una de las dieciocho fiestas principales que al año tenían, o en una solemnidad que pidiera gran número de víctimas, como en la coronación de los reyes. El tlaxcalteca Xicoténcatl el Viejo propuso para tal efecto dos bandos, los que quedaron conformados finalmente: por un lado México-Tenochtitlan, Tacuba, Texcoco, apoyados con Chalco-Amaquemecan, Cuitláhuac, Xochimilco y demás pueblos vecinos los cuales acudirían a los campos de Tlaxcala, Huexotzinco, Cholula, Atlixco, Tiliuhtepec y Tecóac – a quienes se denominará enemigos de casa- en busca de rehenes para el sacrificio.  Se llamó "guerra florida" porque iban al campo de batalla a recolectar "flores" ya que en la piedra de los sacrificios, al golpe del cuchillo, surgía la más preciosa de las flores -el corazón del hombre-. El corazón era luego quemado en el cuauhxicalli. El hombre no tenía otro fin sobre la tierra que el de alimentar al sol con su propia sangre, sin la cual el astro moriría agotado. 



     Los antiguos tlamatinime, sabios, consideraban que los seres humanos al morir generaban una cierta cantidad de energía que era de inmediato absorbida por la luna y utilizada por ésta para proseguir su crecimiento. Tlacaélel dedujo que si el número de muertes era mayor, la luna se saturaría de energía, pasando el excedente de esta energía a formar parte, a fortalecer al sol. Si se tomaba prisionero a un guerrero, éste recibía la muerte más gloriosa en sacrificio directo al Sol. En caso de sobrevivir alcanzaba renombre de acuerdo al número de prisioneros atrapados; si era muerto en combate se incineraba su cadáver, honor reservado únicamente a los gladiadores, y pasaba a reunirse con el sol donde moraban los guerreros y renacía convertido en colibrí. Los mexicas reconocieron la independencia de Tlaxcala, estado vecino, integrado por lo que hoy cabría llamar una “confederación de cuatro repúblicas”. Manteniendo  con ellos un estado permanente de guerra, no de conquista, sino de lo que en su propio lenguaje llamaban “guerras floridas” probablemente con el fin de hacer posible la obtención en territorio cercano de víctimas para los sacrificios humanos. Además de esto, los mexicas pensaban que Tlaxcala ofrecía la posibilidad de adiestrar sus ejércitos en un terreno vecino, capturando al mismo tiempo esclavos y víctimas para ser sacrificadas al Sol-Huitzilopochtli. Esta extraña forma de convenio, aceptado por los tlaxcaltecas a más no poder, despertó en ellos profundo odio contra los mexicas, odio que se puso más de manifiesto a la llegada de los españoles y que explica por qué los tlaxcaltecas se aliaron con Cortés, con la esperanza de vencer a los mexicas. A principios del s. XV, las guarniciones mexicanas estacionadas en los confines del imperio ejecutaban incursiones en territorio tarasco o huaxteca con el solo fin de coger prisioneros, y se llegó incluso a encargar la compra de víctimas en las provincias tropicales a los negociantes mexicas. 



Extraído de mí libro Los Tuxtlas nombres geográficos pipil, náhuatl, taíno y popoluca. Analogía con las cosmologías de las culturas mesoamericanas. Incluye diccionario de localismos y mexicanismos. Ediciones Culturales Exclusivas 2007.

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