LOS
RATONES EN LA LUNA
Antonio
Fco, Rodríguez Alvarado
Después de degustar una
agradable fiesta en compañía de la familia,
y hacerle el honor al pastel de chocolate con nuez de macadamia y a un rico y aromático café. Y ya que se retiraron todos, me eché una
pequeña siesta, la cual tuve que interrumpir pues me desperté espantado.
Nunca me enteré ¿cómo fue que los ratones
supieron que la Luna es de queso y cómo fue que se volvieron astronautas y
llegaron a ella? Primero, espantaron a la liebre que cuidaba a la Luna,
aventándola a la Tierra, al hacerlo refulgió como nunca la faz lunar y los
ratones llenos de alegría cantaban y brincaban como locos, habían llegado al
Paraíso que tanto soñaron.
No estaban preparados para vivir en ella.
Descubrieron que no era toda de queso, sino solamente su piel, y debajo de esa
dermis todo era piedra.
El queso, devorado a tarascadas, amenazaba
con acabarse. Y los ratones, muy bien alimentados, se
reproducían más velozmente que nunca.
La Luna, herida de tantas mordidas,
convulsionaba de dolor sobre su órbita, provocando a distancia un caos en la
vida de los hombres, los animales y las plantas en la Tierra.
Los enamorados, los poetas y los licántropos
sufrían al ver la agonía de nuestro querido satélite.
Y mientras tanto, la ONU convocó
perentoriamente a todos los países para decidir cómo terminar con la amenaza de
los ratones antes de que destruyeran a la Luna.
Un campesino mexicano se convirtió en una
celebridad mundial al decir: -¡Pues ahora hay que dar gato por liebre! Así, en esta forma enviaron a miles de gatos
a la luna para que la protegieran, tal y como lo hizo desde tiempos
inmemoriales la liebre.
Meses después, ya exterminados los
ratones, se regresaron los gatos a la Tierra. Y se propuso enviar a una nueva
liebre a seguir cuidando a la Luna.
La humanidad en agradecimiento a nuestros heroicos
y queridos gatos, ahora los adoptan más como mascotas.
Y China, Rusia y USA incrementaron la
vigilancia de los viajes astronáuticos.
Xalapa, Ver. 13.06.21
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