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martes, 9 de julio de 2019

LA ESTRELLA EN EL POZO Antonio Fco, Rguez. A.


LA ESTRELLA EN EL POZO
Antonio Francisco Rodríguez Alvarado


Imagen de Internet

Recuerdo muy bien esa noche, había tanto calor que subí a refrescarme al tejado de la casa. El cielo nocturno era espléndido, podía ver los cerros que rodeaban nuestra casa de campo. Me puse a contar el interminable número de estrellas, cuando vi que como goteando del mismo cielo algunas de ellas caían como aerolitos o estrellas fugaces. De pronto, una de ellas rauda se acercó tanto que su resplandor llegó a cegarme. Escuché un fuerte splash y al momento sentí  un baño de agua caliente en todo el cuerpo. Me bajé del tejado y corrí apresuradamente adonde aún se reflejaba un pequeño destello de aquel gran resplandor. Al llegar descubrí agua encharcada alrededor del pozo. Me acerqué al brocal y nuevamente una gran luminosidad me volvió a cegar. La estrella había caído dentro de él.

Imagen de Internet

Surgían del pozo unos sonidos como entre agua hirviendo o quejidos. Que poco a poco se fueron apagando hasta llegar a un silencio total.


Muy temprano le comenté este suceso a mi padre, el cual me pidió fuéramos a investigar al pozo. Al mirar dentro de él, observamos que  persistía la luminosidad aunque en menor intensidad. Sacamos una cubeta con agua y al probarla apreciamos que además de encontrarse tibia, había cambiado de sabor, tenía un sabor desconocido pero agradable. Dos semanas después, mi padre y yo notamos que a él se le iban colorando las canas y quitando las arrugas del cuerpo. Incluso su salud mejoró: dejó de tomar medicamentos recetados para la presión, la artritis y la diabetes.


Algunas noches al acercarnos al pozo oíamos unos lamentos y al mirar a través del brocal desaparecían. En noches de humedad se formaba un pequeño y bello arcoíris saliendo del interior del pozo.



A nadie le hicimos saber de la estrella del pozo. No quisimos que ella fuera lastimada por alguna persona mal intencionada o que el Gobierno nos sacara de nuestras propiedades con el fin de investigarla.


Mi padre empezó a regalar agua del pozo a parientes y amigos que estuvieran enfermos, los cuales mejoraban su salud o sanaban a las pocas semanas. Conservamos nuestro secreto, decíamos que era agua preparada por un anónimo curandero.

Al paso del tiempo nos fuimos encariñando con la estrella, cada vez que nos acercábamos al pozo le agradecíamos todos los favores que nos prodigaba. Algunas noches cubríamos el brocal con flores aromáticas y prendíamos velas y orábamos por el bien de nuestra querida amiga y benefactora.


Cierta noche, cuatro meses después, un aumento de calor y una inmensa luz nos despertó a mi padre y a mí. Era provocada por una estrella que se acercaba al pozo y al estar encima de él desprendió una especie de brazos luminosos los cuales se metieron al pozo y sacaron a nuestra querida amiga, al estar juntas se abrazaron y se fundieron en una sola luz, se escucharon sonidos musicales. centellaron varios minutos a manera de despedida, y en un abrir y cerrar de ojos desaparecieron de nuestra vista.

Algunos años después... le confesamos nuestro secreto a un sabio anciano del pueblo, el cual se había curado de la ceguera tomando de esta maravillosa agua. Posteriormente de enterarse, nos explicó: - "Afortunadamente, la estrella se mantuvo flotando en el agua del pozo, pues de haber tocado la tierra del fondo, hubiera perdido los poderes innatos de los cielos"



Xalapa, Ver. 29.05.2019



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