ALLÁ...
SONREÍSTE Y SONREÍ
Oralia
Lombera Reyes
(Musa
Peregrina)
Me quedé en silencio y
vibré ante tus caricias en mi rostro, sin pensar en dónde pasaría la noche, ni
en dónde despertaría, decidí caminar por el verde bosque de tus ojos que
acariciaban mis senos sin avaricia, acaso de vez en vez sonreías, junto al
fuego por un instante dibujamos vida, floreció delicioso acto de locura y nos
sentamos bajo la sombra fresca de los años anhelando armonía.
La hojarasca crujía
entre las sábanas blancas, inocentes inventamos el bramido del volcán sin
pensar en las consecuencias, besándonos a sabiendas de la profundidad del sueño
en nuestra piel anónima, soltando el freno al mismo tiempo, cansados de
esperar, mirando de reojo al final de la calle, convencidos de amarnos a pesar
de las heridas, fue así que buscamos un lugar para los dos...
Cómo preludio del deseo
mutuo de amarnos renunciando al ayer, empapados de libertad, vacíos de
lágrimas, rebosantes de sonrisas y miradas en la extensión plena de nuestra
libertad interior.
No existió necesidad,
ni juegos, sí hubo ansiedad entre cortos mensajes, no importó ya nada, ni
arriesgarnos a perder o a ganar, fuimos piezas voluntarias de un destino
incierto, fugitivo.
Compartimos la memoria
vacía de nuestros cuerpos esa noche inolvidable, en una cama de algún lugar del
mundo que abrigó nuestras ganas...
Después de eso nuestro
pecho ya no estuvo callado, tú y yo continuamos cantando nuestra propia canción
hasta nacer la madrugada, a la cual le confesamos cuánto nos queremos...
Eres mi claro de luna
que exterminó las sombras de mi soledad, un oportuno cazador de sueños, hacedor
de besos interminables que caminaron excitantes por el otrora dolor de mi
espalda, por la piel de mis manos que lloran letras de alegría en noches sin
fin desde que nos pertenecemos.
Hombre mío, degustador
del ron que hoy te bebes de mis ojos, sombra y luz en mi última copa de
cristal, frágil pudor de mi cuello rendido ante el caudaloso río que desborda
tu ternura en mi corazón de niña.
Te escuché repetir
mi nombre mientras me amabas y me amabas,
sentí la furia de tus voces misioneras, el canto del ruiseñor, la fuerza del
héroe que eres ante el débil hermetismo del rojo de mi boca.
Tus labios fueron
valientes ante toda batalla en la cual jamás las palabras se terminaron,
contigo nunca mi mañana se vestirá de harapos, de gris, ni probaré la hiel de
la ausencia.
Volví a ser libre
después de tantos años, renací libre en tus brazos, parió mi vientre a mi edad
sueños una noche de mayo, en la que nos robaron media hora cuando nuestros
sexos daban un largo paseo mirando las
estrellas, sin hablar...
Contigo todo resulta
fácil, levantar el vuelo y decir te amo, saborear tus labios nuevos, gustosa
seré siempre playa, risa de otoño y primavera en cada amanecer, que sin temor
decidas ser, mi sol de mediodía...
Acapulco, Guerrero
18.05.22
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