DÍA
DEL ESCRITOR
Antonio
Fco. Rodríguez Alvarado
Imagen Internet
Después de una siesta postprandial,
desperté, abrí los ojos y me encaminé hacia la sala, asombrado tuve que detener
mi marcha al ver a través de la ventana la silueta de una bellísima mujer con un libro en las manos. Un tenue
fulgor claro oscuro difuminaba el grácil y sensual contorno de su cuerpo. Ella
no reparó en mi presencia, siguió absorta en la lectura que tenía atrapada su
atención místicamente. Y obvio, que su
presencia atrajo admirablemente mis sentidos y mis pensamientos que no dejaban
de preguntarse: ¿quién era ella?, ¿era real o era una proyección de mis más
caros anhelos?
Seguía contemplándola con
tanto embeleso cuando percibí su voz recitando sutilmente un poema de
Baudelaire.
A la que pasa
La avenida estridente
en torno de mí aullaba.
Alta, esbelta, de luto,
en pena majestuosa,
pasó aquella muchacha.
Con su mano fastuosa
Casi apartó las puntas
del velo que llevaba.
Ágil y ennoblecida por
sus piernas de diosa,
Me hizo beber crispado,
en un gesto demente,
En sus ojos el cielo y
el huracán latente;
El dulzor que fascina y
el placer que destroza.
Relámpago en tinieblas,
fugitiva belleza,
Por tu brusca mirada me
siento renacido.
¿Volveré acaso a verte?
¿Serás eterno olvido?
¿Jamás, lejos, mañana?,
pregunto con tristeza.
Nunca estaremos juntos.
Ignoro adónde irías.
Sé que te hubiera
amado. Tú también lo sabías.
(Traducción de José
Emilio Pacheco)
Sí, finalmente
comprendí que era el espíritu de mí musa, que vino etéreamente a prodigarme su
inspiración y su belleza.
Xalapa, Ver. México.
13.06.18 Día del Escritor.
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