LUCES
Y AROMAS
Antonio
Fco. Rodríguez Alvarado
Imagen Internet
Anoche caminaba con
pasos distraídos, sin prisas por llegar a ningún lado. En el cielo, las nubes
remedaban mi andar, y competían en atrapar los rayos de la luna. Ésta sonreía,
permitiéndoles su lúdico juego. Abajo, en la tierra, yo también sonreí de esta
pueril diversión. Seguí el camino, frente a mí venía una dama, volteando y
gozando del cielo. Estábamos en sintonía. Al pasar uno al lado del otro, nos
regalamos una sonrisa. Ah, pero había algo más en su regalo, un sensual y
apasionante perfume que enervó mis deseos y mis ansias de amar. Me sentí una
nube atrapando rayos de amor de un cuerpo celestial. Esa misma noche, después
del flechazo de esa divina, altiva y hermosa dama quedé insomne de amor. Y pude
comprobar que lo que idealizamos tiene un aroma especial, compuesto de nuestras
fantasías y nuestros sueños; después del amanecer los celosos rayos del sol lo
van ocultando, diluyendo, pero queda en nuestros recuerdos como algo memorable
y muy bello.
Xalapa, Ver. 30 de
octubre de 2016
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