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martes, 9 de septiembre de 2014

BEZOAR en América

BEZOAR
ANTONIO FCO. RODRÍGUEZ ALVARADO

Su nombre es  persa y significa defensor contra el veneno o aire del veneno, en el sentido de un “viento que expulsa el veneno”. Piedra blanca o concreción calculosa que se halla en los intestinos de algunos animales y en el hombre, constituida por un núcleo de pelos u otros cuerpos extraños rodeado de precipitaciones calcáreas. Era extraída principalmente de la cabra y en América del venado y la gamuza. El bezoar llegó a venderse hasta en 400 florines, en Holanda, y hasta el año 1765 los bezoáricos estuvieron de venta en las farmacias del mundo, en forma de polvo mágico usados principalmente contra los venenos de serpientes y alacranes y contra enfermedades malignas. El poseer un bezoar de venado para un cazador es el equivalente de un talismán que siempre lo sacará airoso en sus excursiones cinegéticas. Comenta Guido Münch (1994: 230) el bezoar o piedra del venado es considerada un amuleto el cual se sahuma junto con las armas al ir de cacería, previo permiso al chaneque el jueves a las 12 de la noche. || Refiere García de León (1969: 307-308) que la mayoría de los tiradores guardan –“por agradecimiento”- los maxilares inferiores de los venados que cazan, y procuran, al matar alguno, encontrarle la “piedra” para tener más suerte. La piedra del venado se halla en los intestinos o en el corazón. Es como un botón de concha nácar o larga como un hueso de mango. Las de esta forma son rayadas de un lado y tiene varios venaditos pintados en el otro. El poder de la piedra dura solo un año y, como la de los animales acuáticos (el cangrejo suele tenerla en la tenaza derecha y algunos ostiones también la tienen)  se le tiene que sahumar cada jueves.

     Otra forma de tener suerte con los venados es hallar los gusanitos. El venado al caer muerto suelta a veces varios gusanos por una de sus pezuñas. La suerte dura mientras se les mantiene vivos, alimentándolos con la sangre de los venados muertos. Estos gusanos crecen, se vuelven peludos y pueden vivir hasta seis meses. La suerte es magnífica porque los venados “hasta buscan al tirador”.

     El obispo Alonso de la Mota y Escobar, a principios del s. XVll, refiere que en los valles cercanos a Saltillo se criaban una especie de ciervos llamados cornicabras de las cuales los indios chichimecas sacaban bezoares los cuales eran rescatados por los españoles por frazadas, cuchillos, sombreros y otras baratijas de este género. Refiere que estos indios eran tan maliciosos y diestros que contrahacen tan al vivo estas piedras, haciéndolas de cierto género de tierra con su betún que engañan al más diestro en conocerlas.

     Tozzer (1982: 96) comenta que los mayas de Yucatán hacen un silbato de cuerno, con el cual imitan el llanto del venado joven, que usan para la caza.

     Extraído de mi libro: Los Tuxtlas nombres geográficos pipil, náhuatl, taíno y popoluca. Analogía con las Cosmologías de las Culturas Mesoamericas. Incluye diccionario de localismos y mexicanismos.




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