“LA
MOSCA”
(MI
HERMANO “PINOLILLO”)
ANTONIO FCO. RODRÍGUEZ ALVARADO
Yo
tendría unos 12 años de edad, venía de dar un paseo por el malecón y me había
ganado la tarde, y al acercarme al sitio de alquiler de lanchas de motor, miré a
dos personas peleando dentro del lago, al pasar junto a ellos me di cuenta que mi
hermano Guillermo Francisco alías“Pinolillo” estaba a punto de
ahogar a otro muchacho apodado “La Mosca”,
corrí hacia ellos e inmediatamente los separé, salvando a este último. Tuve que
tranquilizar a mi hermano que estaba hecho una furia, mientras el otro huía
todo espantado del lugar. No tuve que preguntarle nada a mi hermano, conocía de
sobra al otro, pues en una ocasión que me quiso hacer bullying durante un juego
de fútbol, tuve que dejarlo tirado en el piso de tres o cuatro golpes que le
propiné, era un joven peleonero, y atenido como decimos allá.
Tanto mi hermano como yo no éramos agresivos, pero sí sabíamos defendernos y bastante bien. Él era más alto que yo, de constitución delgada, pero “correoso” y yo de constitución robusta, y los dos muy sanos, gracias a Dios, y a la alimentación que nos procuraba nuestra madre.
Tanto mi hermano como yo no éramos agresivos, pero sí sabíamos defendernos y bastante bien. Él era más alto que yo, de constitución delgada, pero “correoso” y yo de constitución robusta, y los dos muy sanos, gracias a Dios, y a la alimentación que nos procuraba nuestra madre.
Debo decir que el joven apodado “La Mosca” era un hábil futbolista, y por otro lado, todos los años era el ganador en eso de subir todo lo alto del “Palo Ensebado” para alcanzar el premio
que era guardado dentro de una bolsa.
Imagen de Internet
Mi hermano era un alma de Dios, desde el kínder
hasta la secundaria estuvo en el colegio de monjas, en donde era el consentido
de las madrecitas, pues sabía “caerle bien” a las personas, además era muy
educado y muy inteligente. Saliendo del colegio de monjas ingresó al Seminario
en Morelia, Michoacán. Y también estuvo en Puebla, Pue., donde además cursó la
licenciatura de Filosofía y Letras. Siguió su preparación eclesiástica hasta el
año de prueba, en que tuvo que desertar, pues conoció a una muchacha teziutleca
y se casó con ella.
Yo por
mi parte jugaba todos los días basquetbol; caminaba varios kilómetros a
diario; unas dos veces por quincena alquilaba una lancha de remos y remaba varios
kilómetros en contra de la corriente, y nadaba y me tiraba clavados varias veces a la semana en el lago.
Foto de Internet
Catemaco era un paraíso, todos nos conocíamos,
no era necesario presentarnos para saber quién era quién, aunque no supiéramos sus
nombres. Muchas veces solo nos conocíamos por apodos, o por nuestros apellidos o por algún oficio o trabajo (los Pérez,
los Martínez, el verdulero, el carnicero, el zapatero, los hijos de “La Choca”, etc.). Se aplicaba muy bien
el slogan: “En este lugar no existen
desconocidos, sino solo amigos que no
han sido presentados”. Ocasionalmente se escuchaba decir es gente de “arriba” (de la carretera y el puente al
centro), de “abajo” (del centro hacia
Koniapan o al Hotel "Las Jacarandas" de los Llinas) y los que vivíamos en el “centro”. Tanto los de arriba como los de abajo tenían 2 o 3 barrios:
San José, San Miguel, San Juan Catemaxca, etc.
Imagen de Internet
Había mucha camaradería, Catemaco alcanzaba
para todos, era de todos. Era común ver en el Parque Municipal reuniones de jóvenes
de diferentes barrios platicando entre ellos mismos, sin que hubiera fricciones
de unos con otros.
Imagen de Internet
Los fines de semana y días festivos como
Semana Santa y la Fiesta de la Virgen del Carmen tocaban grupos musicales en el
parque, en el mero centro del parque estaba la pista de baile, y en los
andadores se formaban dos carriles, el interno para que las damas caminaran en
sentido de las manecillas del reloj y en el externo caminaban los hombres en
sentido inverso, de esta manera hombres y mujeres podían verse dos veces en
cada vuelta y aprovechaban para flirtear y si la dama daba entrada al
caballero, este se pasaba al lado de ella para acompañarla. Esta dinámica amorosa
es conocida como Retreta.
Había muchos grupos musicales: Los Magos, Los Siete Latinos, Los Hermanos
Santos, Los Suiver, Los Catver, incluso hasta una Orquesta Femenil, y algunos más. Eran tantos, que de broma te
decían: ¿Eres de Catemaco…en que grupo
tocas?
Cuando algún amigo que estudiara o
trabajara fuera llegaba de vacaciones lo primero que hacíamos al verlo era preguntarle:
¿Cuándo llegaste…cuándo te vas? En la
pregunta iba implícito saber qué tiempo iba a estar para programar algunas
actividades.
Lo que sí, nos causaba algo de gracia, era
la actitud de algunas personas mayores, que cuando pasaba uno junto a ellos,
posteriormente exclamaban: ¡Mira, me saludó! o en su defecto: ¡Mira, no me saludó!
Estas son algunas particularidades
observadas en mi querido terruño Catemaco.
Típica casa de madera de Catemaco. Imagen de Internet
Esa misma tarde, ya que había platicado y
caminado un buen rato con mi hermano, regresamos a casa, con la consigna de no decir
nada sobre el pleito. Mi madre se preocuparía, y mi papá casi siempre nos
imponía algún duro castigo.
Mayúscula sorpresa, cuando tres días
después pasaron, frente a la casa, vendiendo el periódico “PALESTRA”, gritando
a todo pulmón: ¡LOS HIJOS DE DON PANCHITO RODRÍGUEZ ESTABAN AHOGANDO A Fulano
de tal ALÍAS “LA MOSCA”!
¡Desde entonces me di cuenta que los
periódicos mienten, pues de salvador de “La
Mosca”, pasé a ser cómplice de mi hermano!
Mi
hermano y yo éramos tan conocidos que nadie nos creyó capaces de tal acción.
Mucho menos el Comandante Municipal Don Chimino, quien me había
enseñado a leer cuando me escapaba del kínder.
¡Bueno... faltaba la sabia decisión de "Don Panchito", mi papá!
¡Bueno... faltaba la sabia decisión de "Don Panchito", mi papá!
Isla Agaltepec. Internet
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