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jueves, 20 de agosto de 2015

LA MOSCA Antonio Fco. Rguez. A.

“LA MOSCA”
(MI HERMANO “PINOLILLO”)

ANTONIO FCO. RODRÍGUEZ ALVARADO

Imagen de Internet

     Yo tendría unos 12 años de edad, venía de dar un paseo por el malecón y me había ganado la tarde, y al acercarme  al  sitio de alquiler de lanchas de motor, miré a dos personas peleando dentro del lago, al pasar junto a ellos me di cuenta que mi hermano Guillermo Francisco alías“Pinolillo” estaba a punto de ahogar a otro muchacho apodado “La Mosca”, corrí hacia ellos e inmediatamente los separé, salvando a este último. Tuve que tranquilizar a mi hermano que estaba hecho una furia, mientras el otro huía todo espantado del lugar. No tuve que preguntarle nada a mi hermano, conocía de sobra al otro, pues en una ocasión que me quiso hacer bullying durante un juego de fútbol, tuve que dejarlo tirado en el piso de tres o cuatro golpes que le propiné, era un joven peleonero, y atenido como decimos allá. 

     Tanto mi hermano como yo no éramos agresivos, pero sí sabíamos defendernos y bastante bien. Él era más alto que yo, de constitución delgada, pero “correoso” y yo de constitución robusta, y los dos muy sanos, gracias a Dios, y a la alimentación que nos procuraba nuestra madre.


     Debo decir que el joven apodado “La Mosca” era un hábil futbolista, y por otro lado, todos los años era el ganador en eso de subir todo lo alto del “Palo Ensebado” para alcanzar el premio que era guardado dentro de una bolsa.


Imagen de Internet

     Mi hermano era un alma de Dios, desde el kínder hasta la secundaria estuvo en el colegio de monjas, en donde era el consentido de las madrecitas, pues sabía “caerle bien” a las personas, además era muy educado y muy inteligente. Saliendo del colegio de monjas ingresó al Seminario en Morelia, Michoacán. Y también estuvo en Puebla, Pue., donde además cursó la licenciatura de Filosofía y Letras. Siguió su preparación eclesiástica hasta el año de prueba, en que tuvo que desertar, pues conoció a una muchacha teziutleca y se casó con ella.

     Yo por  mi parte jugaba todos los días basquetbol; caminaba varios kilómetros a diario; unas dos veces por quincena alquilaba una lancha de remos y remaba varios kilómetros en contra de la corriente, y nadaba y me tiraba clavados  varias veces a la semana en el lago.

Foto de Internet

     Catemaco era un paraíso, todos nos conocíamos, no era necesario presentarnos para saber quién era quién, aunque no supiéramos sus nombres. Muchas veces solo nos conocíamos por apodos, o por nuestros  apellidos o por algún oficio o trabajo (los Pérez, los Martínez, el verdulero, el carnicero, el zapatero, los hijos de “La Choca”, etc.). Se aplicaba muy bien el slogan: “En este lugar no existen desconocidos, sino solo amigos que no han sido presentados”. Ocasionalmente se escuchaba decir es gente de “arriba” (de la carretera y el puente al centro), de “abajo” (del centro hacia Koniapan o al Hotel "Las Jacarandas" de los Llinas) y los que vivíamos en el “centro”. Tanto los de arriba como los de abajo tenían 2 o 3 barrios: San José, San Miguel, San Juan Catemaxca, etc.


Imagen de Internet

     Había mucha camaradería, Catemaco alcanzaba para todos, era de todos. Era común ver en el Parque Municipal reuniones de jóvenes de diferentes barrios platicando entre ellos mismos, sin que hubiera fricciones de unos con otros.


Imagen de Internet

     Los fines de semana y días festivos como Semana Santa y la Fiesta de la Virgen del Carmen tocaban grupos musicales en el parque, en el mero centro del parque estaba la pista de baile, y en los andadores se formaban dos carriles, el interno para que las damas caminaran en sentido de las manecillas del reloj y en el externo caminaban los hombres en sentido inverso, de esta manera hombres y mujeres podían verse dos veces en cada vuelta y aprovechaban para flirtear y si la dama daba entrada al caballero, este se pasaba al lado de ella para acompañarla. Esta dinámica amorosa es conocida como Retreta.

     Había muchos grupos musicales: Los Magos, Los Siete Latinos, Los Hermanos Santos, Los Suiver, Los Catver, incluso hasta una Orquesta Femenil, y algunos más. Eran tantos, que de broma te decían: ¿Eres de Catemaco…en que grupo tocas?

     Cuando algún amigo que estudiara o trabajara fuera llegaba de vacaciones lo primero que hacíamos al verlo era preguntarle: ¿Cuándo llegaste…cuándo te vas? En la pregunta iba implícito saber qué tiempo iba a estar para programar algunas actividades.

     Lo que sí, nos causaba algo de gracia, era la actitud de algunas personas mayores, que cuando pasaba uno junto a ellos, posteriormente exclamaban: ¡Mira, me saludó! o en su defecto: ¡Mira, no me saludó!

     Estas son algunas particularidades observadas en mi querido terruño Catemaco.


Típica casa de madera de Catemaco. Imagen de Internet

     Esa misma tarde, ya que había platicado y caminado un buen rato con mi hermano, regresamos a casa, con la consigna de no decir nada sobre el pleito. Mi madre se preocuparía, y mi papá casi siempre nos imponía algún duro castigo.

     Mayúscula sorpresa, cuando tres días después pasaron, frente a la casa, vendiendo el periódico “PALESTRA”, gritando a todo pulmón: ¡LOS HIJOS DE DON PANCHITO RODRÍGUEZ ESTABAN AHOGANDO A Fulano de tal ALÍAS “LA MOSCA”!

     ¡Desde entonces me di cuenta que los periódicos mienten, pues de salvador de “La Mosca”, pasé a ser cómplice de mi hermano!


      Mi hermano y yo éramos tan conocidos que nadie nos creyó capaces de tal acción. Mucho menos el Comandante Municipal Don Chimino, quien me había enseñado a leer cuando me escapaba del kínder.

     ¡Bueno... faltaba la sabia decisión de "Don Panchito", mi papá!


Isla Agaltepec. Internet



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