EL
NAZI
VS
EL CATEMACO
Esa noche de diciembre de 1970,
definitivamente no pude dormir, tenía 16
años de edad, y estaba muy emocionado, era la primera vez que iba a conocer
nuestro México, D. F. Me la pasé “soñando despierto”, conocía México por las
estampitas de los álbumes, así que me imaginaba que el Palacio de Bellas Artes,
lo iba a encontrar a 2 o 3 cuadras del Monumento a la Revolución, y éste igual
de cerca del Zócalo y del Palacio de Los Deportes, o del Ángel de la
Independencia.
Palacio de Bellas Artes. Internet.
Era tal la mentalidad de los provincianos
que cada vez que escuchábamos decir la Cd. de México, al momento lo asociábamos
a la sede del Presidente de la
República.
La Torre Latinoamericana. Internet
De lo que si estaba seguro por haberlo
leído, era la hermosa distinción que tenía de “La Ciudad de Los Palacios”, y de
ser “En todo el Mundo la ciudad con el mayor número de Museos”.
A las 7 de la mañana, mi mamá me dio a
desayunar una rica milanesa con papas,
guacamole y una salsa picante, un jugo de naranja, ah, y mi sabroso y caliente
café de olla. Ya para despedirme con un par de lágrimas en los ojos me dio la
bendición. Toda una belleza mi querida madre.
A las 8 en punto llegué al ADO en donde ya
me esperaban mis dos grandes amigos fraternos y anfitriones Richard y Donald
Cox, ellos siempre fueron muy afectuosos y atentos conmigo, vivían en Catemaco
con su papá, un norteamericano que trabajaba en investigaciones sobre el
barbasco; la mamá de ellos vivía con Melissa, la hija mayor en el D. F.
Monumento a la Revolución. Internet
Todo el largo trayecto nos la pasamos
escuchando música de una grabadora. Alrededor de las 7 de la noche llegamos a
la central del ADO, ubicada en Fray Servando Teresa de Mier, tomamos un taxi y
llegamos a un enorme Multifamiliar de la Colonia Balbuena, en donde ya nos
esperaban dos hermosas mujeres: su mamá y su hermana. Aunque no me conocían, me
agradó el cariño con que me recibieron. Siguieron varias horas de pláticas y
una rica cena de huevos con tocino y un rico caldo de frijoles bayos. Ahí me enteré que la mamá era
de Carrizal, Ver. y que tenía una gran tortillería “La Veracruzana” ahí mismo,
cerca del departamento. A la mañana siguiente, después de desayunar acompañamos
a la mamá al negocio, e incluso entre los tres la ayudamos a repartir arriba de
unos triciclos o “diablos” las entregas a diferentes establecimientos, se nos
fue la mañana trabajando y
divirtiéndonos con los “diablos”.
Multifamiliar Jardín Balbuena. Internet
A media tarde mis amigos me pidieron que
los acompañara a saludar a sus conocidos y amistades, así que un ratito aquí y
un ratito allá, hasta que Ricky llamando la atención de Donald exclamó: -¡Pero que bárbara!, ¡Es Juliette! Contestó
Donald. Todo un cromo de una rubia dieciseisañera, con minifalda, casi, casi
corrimos hacia ella, quien inmediatamente reconoció a sus amigos, nos
presentaron y nos quedamos todos platicando un buen rato. Yo en lo personal,
quedé un poco desilusionado al escuchar que hablaba más caló que formal (era lo
último, lo snob), sentí que demeritaba mucho su linda imagen.
Imagen de Internet
Regresamos al departamento, Melissa ya
había regresado, trabajaba de secretaria en unas factorías. Nos quedamos platicando
mis amigos y yo con la mamá, un poco más tarde, cenamos una ensalada de
verduras y nos fuimos a acostar. Al día siguiente repetimos “Operación diablo”,
nos sentíamos muy bien de poder agradecer las atenciones de su mamá apoyándola
con las entregas.
Y nuevamente al regreso ver ocasionalmente
a Juliette, acompañada de amigas en los pasillos en lo alto del edificio, y
saludarnos a señas con las manos y con una sonrisa o con un ¡Hola! o un ¡Adiós!
Había momentos en que me salía de la casa
y me distraía viendo a la gente caminando o platicando en los pasillos, por lo
que me llamó la atención una señora joven y sexualmente atractiva la cual
despedía muy misteriosamente de su casa, como no queriéndolo dar a notar, a un tipo menor de edad que ella. Ricky me
aclaró el misterio: -¡Mira, este es un
triángulo perfecto, el marido es bisexual y le paga al joven, y como la esposa
no es satisfecha por su marido, e inclusive él le niega dinero para sus gastos,
entonces ella enamoró al joven exigiéndole que le pague lo que su marido le da!
Algunas vecinas han hablado con el
administrador del Multifamiliar pidiendo que los corra, éste aduce que ya pasó
el caso a sus abogados y que lo están investigando.
Palacio de Los Deportes. Internet
Esa mañana pasamos por el Velódromo y
estuvimos jugando basquetbol en unas canchas públicas que están afuera del Palacio de los Deportes, en que los
perdedores tienen que pagar dinero a los ganadores. Hicimos nuestra “reta”
jugamos 4 juegos y salimos casi a mano.
En la Ciudad de México aún se respiraba el aire con sabor a triunfo de las futbolistas mexicanas.
1970, Primer Copa
Mundial Femenina de Fútbol en Italia. México 3er lugar y con jugadoras como
Alicia Vargas “La Pelé” y María Eugenia “La Peque” Rubio admiradas por todos
los aficionados del mundo. En la final Italia perdió 2-0 ante Dinamarca. Al año
siguiente, 1971, en la Copa Mundial Femenina de Fútbol realizada en México, la
selección ganó a Argentina, a Inglaterra y a Italia, para caer en la final ante
Dinamarca por 3-0. Esa fue toda una gran época de orgullo e historia. Dinamarca,
México e Italia las tres grandes potencias mundiales del fútbol femenino.
Imagen de Internet
Nos regresamos a la Balbuena y nos
encontramos a un grupo de jóvenes, algunos con aspectos de cadeneros, jugando
ajedrez dentro de uno de los jardines, saludamos, algunos eran conocidos de
Ricky y Donald. Había unas 6 a 8 motos, con arreglos de “Hells Angels”. Nos quedamos un rato viendo el juego entre ellos,
en tanto mis amigos con mucha discreción, me iban poniendo al corriente: -¡El barbón de enfrente es el famoso “Nazi”
jefe de la pandilla más grande de la Balbuena, vino acá para ver a Juliette,
casi siempre anda “cruzado”, le gusta mucho el ajedrez, pero cuidado del que le
gane, se le va encima a los “madrazos”, está bastante loco!
Ya estábamos a puntos de irnos, cuando
alzando la cabeza, me dijo muy sonriente el “Nazi”: -¡Güerito, veo que te gusta el ajedrez, espérate para echarnos un
juego! Me esperé, siempre recordando los consejos de mis amigos. Sorteamos
las figuras y me tocaron las blancas, inicié mi juego con una apertura
siciliana, fui acomodando pero sin atacar,
más bien defendiendo mis avances. El “Nazi” me miraba a los ojos, sonreía y
pedía a su pandilla cigarros para los dos, hubo un momento en que se puso a
mascar una raíz, ¡es peyote! ¿gustas? Amablemente
me negué: ¡Estoy tomando medicamentos,
gracias! Me alarmó ver que los ojos se le iban poniendo rojos y que empezó a
decir frases en forma espaciada como:
¡Yo
soy Cabrón, de la Pentatlón!
¡Soy
Malvado de la Alvarado!
¡Soy
Galán de la Pantitlán!
¡Soy
Gandalla de la Tacubaya!
¡Soy
Catrín de la Jardín!
¡Soy
Pendejo de la Vallejo!
¡Soy
cusco de la Churubusco!
Entre lo espaciado de sus frases, yo
empecé a tener algunos “errores” en
mi juego haciéndolo notorio al momento con alguna exclamación como: ¡Chin, ya la regué! ¡Otra vez! Errores
míos que él iba aprovechando, pero sin encontrar la forma de darme el Mate. Así
que en un momento del juego, lo miré a los ojos y le sonreí diciéndole: -¡Ahora sí, ya me tienes a dos pasos
para darme el Jaque mate! Se quedó viendo el tablero, sin encontrar la
jugada, volteó a ver a sus amigos y nada. Me atreví a explicarle la jugada, al
momento que le decía: ¡Te haces el que
no lo sabes, sólo para meter más suspenso al final! Y rematé diciéndole: ¡Felicidades, eres muy bueno… el primero que
me gana en más de 2 años! Le agradó mucho mi comentario, volteó sonriente a
ver a su gente y les dijo: ¡Cuiden mucho
al güerito, es carnal, es chido! ¡Oye por cierto! ¿De dónde eres?
¿Yo..?
¡Yo soy Naco de la Catemaco!
¡Yo soy Naco de la Catemaco!
Ni mis amigos se la
esperaban, así que ellos soltaron la carcajada, y le dijeron al Nazi:
¡Allá vivimos ahora, en Catemaco, Veracruz!
¡Allá todos somos Nacos!
¡Esa derrota nos supo a gloria, nos habíamos escapado de que nos dieran una soberbia paliza el Nazi y toda su pandilla!
¡Allá vivimos ahora, en Catemaco, Veracruz!
¡Allá todos somos Nacos!
¡Esa derrota nos supo a gloria, nos habíamos escapado de que nos dieran una soberbia paliza el Nazi y toda su pandilla!
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