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domingo, 16 de agosto de 2015

EL NAZI CONTRA EL CATEMACO Antonio Fco. Rguez. A.

EL NAZI
VS EL CATEMACO
ANTONIO FCO. RODRÍGUEZ ALVARADO


El Ángel de la Independencia

     Esa noche de diciembre de 1970, definitivamente no pude dormir, tenía  16 años de edad, y estaba muy emocionado, era la primera vez que iba a conocer nuestro México, D. F. Me la pasé “soñando despierto”, conocía México por las estampitas de los álbumes, así que me imaginaba que el Palacio de Bellas Artes, lo iba a encontrar a 2 o 3 cuadras del Monumento a la Revolución, y éste igual de cerca del Zócalo y del Palacio de Los Deportes, o del Ángel de la Independencia.


Palacio de Bellas Artes. Internet.

     Era tal la mentalidad de los provincianos que cada vez que escuchábamos decir la Cd. de México, al momento lo asociábamos a la sede del  Presidente de la República.


La Torre Latinoamericana. Internet

     De lo que si estaba seguro por haberlo leído, era la hermosa distinción que tenía de “La Ciudad de Los Palacios”, y de ser “En todo el Mundo la ciudad con el mayor número de Museos”.

     A las 7 de la mañana, mi mamá me dio a desayunar una rica  milanesa con papas, guacamole y una salsa picante, un jugo de naranja, ah, y mi sabroso y caliente café de olla. Ya para despedirme con un par de lágrimas en los ojos me dio la bendición. Toda una belleza mi querida madre.

     A las 8 en punto llegué al ADO en donde ya me esperaban mis dos grandes amigos fraternos y anfitriones Richard y Donald Cox, ellos siempre fueron muy afectuosos y atentos conmigo, vivían en Catemaco con su papá, un norteamericano que trabajaba en investigaciones sobre el barbasco; la mamá de ellos vivía con Melissa, la hija mayor en el D. F.


Monumento a la Revolución. Internet

     Todo el largo trayecto nos la pasamos escuchando música de una grabadora. Alrededor de las 7 de la noche llegamos a la central del ADO, ubicada en Fray Servando Teresa de Mier, tomamos un taxi y llegamos a un enorme Multifamiliar de la Colonia Balbuena, en donde ya nos esperaban dos hermosas mujeres: su mamá y su hermana. Aunque no me conocían, me agradó el cariño con que me recibieron. Siguieron varias horas de pláticas y una rica cena de huevos con tocino y un rico caldo de  frijoles bayos. Ahí me enteré que la mamá era de Carrizal, Ver. y que tenía una gran tortillería “La Veracruzana” ahí mismo, cerca del departamento. A la mañana siguiente, después de desayunar acompañamos a la mamá al negocio, e incluso entre los tres la ayudamos a repartir arriba de unos triciclos o “diablos” las entregas a diferentes establecimientos, se nos fue la mañana trabajando y  divirtiéndonos  con los “diablos”.


Multifamiliar Jardín Balbuena. Internet

     A media tarde mis amigos me pidieron que los acompañara a saludar a sus conocidos y amistades, así que un ratito aquí y un ratito allá, hasta que Ricky llamando la atención de Donald exclamó: -¡Pero que bárbara!, ¡Es Juliette! Contestó Donald. Todo un cromo de una rubia dieciseisañera, con minifalda, casi, casi corrimos hacia ella, quien inmediatamente reconoció a sus amigos, nos presentaron y nos quedamos todos platicando un buen rato. Yo en lo personal, quedé un poco desilusionado al escuchar que hablaba más caló que formal (era lo último, lo snob), sentí que demeritaba mucho su linda imagen.


Imagen de Internet

     Regresamos al departamento, Melissa ya había regresado, trabajaba de secretaria en unas factorías. Nos quedamos platicando mis amigos y yo con la mamá, un poco más tarde, cenamos una ensalada de verduras y nos fuimos a acostar. Al día siguiente repetimos “Operación diablo”, nos sentíamos muy bien de poder agradecer las atenciones de su mamá apoyándola con las entregas.

     Y nuevamente al regreso ver ocasionalmente a Juliette, acompañada de amigas en los pasillos en lo alto del edificio, y saludarnos a señas con las manos y con una sonrisa o con un ¡Hola! o un ¡Adiós!

     Había momentos en que me salía de la casa y me distraía viendo a la gente caminando o platicando en los pasillos, por lo que me llamó la atención una señora joven y sexualmente atractiva la cual despedía muy misteriosamente de su casa, como no queriéndolo dar a notar,  a un tipo menor de edad que ella. Ricky me aclaró el misterio: -¡Mira, este es un triángulo perfecto, el marido es bisexual y le paga al joven, y como la esposa no es satisfecha por su marido, e inclusive él le niega dinero para sus gastos, entonces ella enamoró al joven exigiéndole que le pague lo que su marido le da!

Imagen de Internet


     Algunas vecinas han hablado con el administrador del Multifamiliar pidiendo que los corra, éste aduce que ya pasó el caso a sus abogados y que lo están investigando.

Palacio de Los Deportes. Internet


     Esa mañana pasamos por el Velódromo y estuvimos jugando basquetbol en unas canchas públicas que están afuera  del Palacio de los Deportes, en que los perdedores tienen que pagar dinero a los ganadores. Hicimos nuestra “reta” jugamos 4 juegos y  salimos casi a mano.

     En la Ciudad de México aún se respiraba el aire con sabor a triunfo de las futbolistas mexicanas.

     1970, Primer Copa Mundial Femenina de Fútbol en Italia. México 3er lugar y con jugadoras como Alicia Vargas “La Pelé” y María Eugenia “La Peque” Rubio admiradas por todos los aficionados del mundo. En la final Italia perdió 2-0 ante Dinamarca. Al año siguiente, 1971, en la Copa Mundial Femenina de Fútbol realizada en México, la selección ganó a Argentina, a Inglaterra y a Italia, para caer en la final ante Dinamarca por 3-0. Esa fue toda una gran época de orgullo e historia. Dinamarca, México e Italia las tres grandes potencias mundiales del fútbol femenino.

Imagen de Internet

     Nos regresamos a la Balbuena y nos encontramos a un grupo de jóvenes, algunos con aspectos de cadeneros, jugando ajedrez dentro de uno de los jardines, saludamos, algunos eran conocidos de Ricky y Donald. Había unas 6 a 8 motos, con arreglos de “Hells Angels”. Nos quedamos un rato viendo el juego entre ellos, en tanto mis amigos con mucha discreción, me iban poniendo al corriente: -¡El barbón de enfrente es el famoso “Nazi” jefe de la pandilla más grande de la Balbuena, vino acá para ver a Juliette, casi siempre anda “cruzado”, le gusta mucho el ajedrez, pero cuidado del que le gane, se le va encima a los “madrazos”, está bastante loco!


 Imagen de Internet

     Ya estábamos a puntos de irnos, cuando alzando la cabeza, me dijo muy sonriente el “Nazi”: -¡Güerito, veo que te gusta el ajedrez, espérate para echarnos un juego! Me esperé, siempre recordando los consejos de mis amigos. Sorteamos las figuras y me tocaron las blancas, inicié mi juego con una apertura siciliana,  fui acomodando pero sin atacar, más bien defendiendo mis avances. El “Nazi” me miraba a los ojos, sonreía y pedía a su pandilla cigarros para los dos, hubo un momento en que se puso a mascar una raíz, ¡es peyote! ¿gustas? Amablemente me negué: ¡Estoy tomando medicamentos, gracias! Me alarmó ver que los ojos se le iban poniendo rojos y que empezó a decir frases en forma espaciada como:

     ¡Yo soy Cabrón, de la Pentatlón!

     ¡Soy Malvado de la Alvarado!

     ¡Soy Galán de la Pantitlán!

     ¡Soy Gandalla de la Tacubaya!

     ¡Soy Catrín de la Jardín!

     ¡Soy Pendejo de la Vallejo!

     ¡Soy cusco de la Churubusco!


     Entre lo espaciado de sus frases, yo empecé a tener algunos “errores” en mi juego haciéndolo notorio al momento con alguna exclamación como: ¡Chin, ya la regué! ¡Otra vez! Errores míos que él iba aprovechando, pero sin encontrar la forma de darme el Mate. Así que en un momento del juego, lo miré a los ojos y le sonreí diciéndole: -¡Ahora sí, ya me tienes a dos pasos para darme el Jaque mate! Se quedó viendo el tablero, sin encontrar la jugada, volteó a ver a sus amigos y nada. Me atreví a explicarle la jugada, al momento que le decía: ¡Te haces el que no lo sabes, sólo para meter más suspenso al final! Y rematé diciéndole: ¡Felicidades, eres muy bueno… el primero que me gana en más de 2 años! Le agradó mucho mi comentario, volteó sonriente a ver a su gente y les dijo: ¡Cuiden mucho al güerito, es carnal, es chido! ¡Oye por cierto! ¿De dónde eres?

     ¿Yo..?

     ¡Yo soy Naco de la Catemaco!


     Ni mis amigos se la esperaban, así que ellos soltaron la carcajada, y le dijeron al Nazi:

     ¡Allá vivimos ahora, en Catemaco, Veracruz! 

     ¡Allá todos somos Nacos!

     ¡Esa derrota nos supo a gloria, nos habíamos escapado de que nos dieran una soberbia paliza el Nazi y toda su pandilla!




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