“EL
CHOREJAS”
“LAS
CARPIOTAS”
ANTONIO
FCO. RODRÍGUEZ ALVARADO
Carlos “Charly” Carrillo Estrada, nos invitó a todos los amigos del
departamento de estudiante de medicina, a la boda de su hermana para ese fin de
semana
Fue la primera vez que viajando en tren de
Veracruz a Córdoba éste hizo apenas 1 hora y media de recorrido, usualmente hacía de 2 a 2 horas y media y ello debido a que ese sábado ni bajó ni subió mercancía en ninguna de
las estaciones, Siempre era muy pintoresco ver a través de las
ventanillas las poblaciones de Soledad de Doblado y la hermosa Cascada de Atoyac, de 8 metros de altura y 4 metros de profundidad, surcada por cuevas y cavernas.
Imposible pasar por Soledad de Doblado y no acordarnos de nuestro gran y querido amigo y colega Pedro "el Gordo" Fadul, QEPD.
Llegando a Córdoba "La Ciudad de los Treinta Caballeros", me fui a reportar con Tomás Ugalde Acosta, quien vivía a una cuadra de la Estación, estuve un rato con él y con su hermano Ángel y de ahí caminé rumbo al Centro, al Edificio Camacho donde vivía mi amigo Ricardo Vera Bravo, su abuelita nos invitó a comer unos ricos platillos de la región. (En el departamento No. 14 de ese mismo edificio llegamos a vivir unos 3 0 4 años antes José Moreno Tolín, José Jiménez González y Joel Sosa cuando estudiamos en la ESBAO). Más tarde salimos Ricardo y yo a comprar el mandado de la abuelita, el Mercado Municipal nos quedaba relativamente cerca. Un tendero, amigo de Ricardo, nos regaló a cada quién una Coca-Cola de a cuartito, llevaba yo uno o dos intentos de tomarla cuando sentí que había algo que impedía que saliera bien el líquido, levanté la botella la chequé a trasluz y pude observar que tenía varias cucarachas pequeñas, le regresé el refresco al dueño y corrí a vomitar el poco líquido ingerido a los baños, estaba tan asqueado que hasta me apretaba el estómago con bastante fuerza hacía arriba, fue la primera vez que aplicaba la “maniobra de Heimlich” conmigo mismo, ese asco me acompañó toda la mañana y parte de la tarde. De regreso a casa con Ricardo, éste sacó una enciclopedia, se puso a leer, se me quedó viendo muy serio, y me dijo: -¡Estuviste a punto de ingerir la Blatella germanica, que es una cucaracha alemana, bautizada por nosotros como “Carpiota” y te pudo haber enfermado de disentería, hepatitis y fiebre tifoidea, entre otras! Nunca supe cuando me hablaba en serio o irónicamente, así que no supe si agradecerle o mandarlo a volar.
Imposible pasar por Soledad de Doblado y no acordarnos de nuestro gran y querido amigo y colega Pedro "el Gordo" Fadul, QEPD.
Cascada de Atoyac, foto de Internet
Llegando a Córdoba "La Ciudad de los Treinta Caballeros", me fui a reportar con Tomás Ugalde Acosta, quien vivía a una cuadra de la Estación, estuve un rato con él y con su hermano Ángel y de ahí caminé rumbo al Centro, al Edificio Camacho donde vivía mi amigo Ricardo Vera Bravo, su abuelita nos invitó a comer unos ricos platillos de la región. (En el departamento No. 14 de ese mismo edificio llegamos a vivir unos 3 0 4 años antes José Moreno Tolín, José Jiménez González y Joel Sosa cuando estudiamos en la ESBAO). Más tarde salimos Ricardo y yo a comprar el mandado de la abuelita, el Mercado Municipal nos quedaba relativamente cerca. Un tendero, amigo de Ricardo, nos regaló a cada quién una Coca-Cola de a cuartito, llevaba yo uno o dos intentos de tomarla cuando sentí que había algo que impedía que saliera bien el líquido, levanté la botella la chequé a trasluz y pude observar que tenía varias cucarachas pequeñas, le regresé el refresco al dueño y corrí a vomitar el poco líquido ingerido a los baños, estaba tan asqueado que hasta me apretaba el estómago con bastante fuerza hacía arriba, fue la primera vez que aplicaba la “maniobra de Heimlich” conmigo mismo, ese asco me acompañó toda la mañana y parte de la tarde. De regreso a casa con Ricardo, éste sacó una enciclopedia, se puso a leer, se me quedó viendo muy serio, y me dijo: -¡Estuviste a punto de ingerir la Blatella germanica, que es una cucaracha alemana, bautizada por nosotros como “Carpiota” y te pudo haber enfermado de disentería, hepatitis y fiebre tifoidea, entre otras! Nunca supe cuando me hablaba en serio o irónicamente, así que no supe si agradecerle o mandarlo a volar.
Catedral Córdoba, Ver. Foto de Internet.
En la tarde pasaron a buscarnos Rubén Daniel Domínguez Batista, Tomás Ugalde Acosta y Mario César Olvera Gasperín, nos fuimos
todos a la Catedral de “La Inmaculada
Concepción”, llegando nos encontramos a Eloy Cabrera Mina, a Erick Durante
Debernardi (virtuoso baterista), a Armando Huerta Leyva, Marcos Castro (excelente acordeonista) y a varios amigos más.
Comento las virtudes de Erick y de Marquitos, porque era un deleite escucharlos tocando juntos, muy profesionales.
Comento las virtudes de Erick y de Marquitos, porque era un deleite escucharlos tocando juntos, muy profesionales.
Charly Carrillo, Libertad, Erick Durante y Rubén Dguez.
Un rato más, y llegó la hermosa novia,
escoltada por sus damas de compañía, y amigos y parientes. Detrás de ella
llegaron el novio y acompañantes. Al entrar observamos los lindos interiores de
la Catedral. El padre procedió a realizar de una manera tan bella la unión de
la feliz pareja ante la complacencia de todos los presentes.
Catedral de Córdoba, Ver. Imagen de Internet.
Al salir del Templo, no podía faltar el
ritual de dar varias vueltas alrededor del Parque Municipal, sonando las
bocinas del coche nupcial.
Ya en el Salón de Fiesta, nos acercamos a
Charly y a su familia preguntándoles si podíamos ayudarles en algún
preparativo, a lo que sus papás amablemente agradecieron y nos dijeron que no
era necesario, que nosotros nos pusiéramos cómodos, como de la familia.
Gracias a Dios ya se me había quitado el
asco de las “Carpiotas”, porqué de tanta
emoción de estar con inmejorables amigos; de sentir la felicidad de la familia
tan bella de mí amigo Charly, y obvio, la alegría de los novios. Todo el salón
se convirtió en un paraíso de bullicio, música y diversión.
Con Ricardo Vera B y Demetrio Castillo Hdez. 35 años después.
Perdonen que insista, pero ahí estaba
Ricardo comentándoles, a todos los conocidos, la cara que puse cuando tomé
parte del refresco. Casi todos soltaron grandes carcajadas. Respiré
profundamente y sonreí comprendiendo que siempre hay amigos “chingoncitos”.
La comida pasó todas las pruebas, la de la
vista, la del aroma, la del gusto, y calientita como a mí me gusta. Charly y su
hermano David se acercaron a comer conmigo.
Esa noche conocí a más amigos, entre ellos al “Chorejas”,
el cual se encontraba ya bastante “happy” disfrutando Brandy Terry Centenario.
Llegó un momento en que se sentaba uno un rato en diferente mesa para poder compartir con todos los amigos.
Llegó un momento en que se sentaba uno un rato en diferente mesa para poder compartir con todos los amigos.
Con Eloy Cabrera M. y Armando Huerta L. 35 años después.
Un poco antes de la medianoche empezaron a
hablar con gran sobresalto en la mesa del “Chorejas”, y alguien de la misma mesa se levantó gritando: -¡Le robaron su coche al “Chorejas”!
Se habló a los retenes de policía y
tránsito. Varios de los amigos subieron
rápidamente a sus coches tratando de alcanzar a los ladrones en las calles, Rubén
se fue con un grupo en su Maverick, mientras tanto Tomás, Armando y yo nos subimos al volkswagen
de Eloy, y éste empezó una carrera meteórica y desenfrenada volándose algunos
topes y en una ocasión hasta las vías del tren, nosotros llegamos hasta “Fortín
de Las Flores” y nos regresamos desilusionados de no haber dado con los
ladrones. ¡Pero cuál fue nuestra sorpresa, qué al momento de aparcar, vimos el
carro del “Chorejas” adelante del
nuestro!
Corrimos a ver el carro y estaba caliente
del motor pero intacto, todavía
intrigados corrimos al Salón, alcanzando a ver que la hermana del “Chorejas” y un amigo de ellos lo
ayudaban a levantarse de la silla para llevárselo
a casa. Pasaron junto a nosotros y se despidieron, el “Chorejas” emitió un sonido ininteligible. ¡Les dijimos adiós!
Todavía con caras de incrédulos, nos
reunimos con los demás amigos, quienes nos explicaron que: ¡El “Chorejas” le dio el carro a su hermana para que lo cargara de gasolina… y fuera por
otra botella de “Terry”, y lo había olvidado!
Una señora que estuvo atenta a todo este caos, exclamó:
-¡Válgame la Inmaculada Concepción, y los Treinta Caballeros!
Una señora que estuvo atenta a todo este caos, exclamó:
-¡Válgame la Inmaculada Concepción, y los Treinta Caballeros!
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