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lunes, 17 de febrero de 2014

COPAL ALIMENTO DE DIOSES, Antonio Fco. Rguez. A.

COPAL
ANTONIO FCO. RODRÍGUEZ ALVARADO


     COPAL. Del náhuatl copal(li), resina. El árbol se designa copalcuahuite de copal(li), resina + cuauitl, árbol. Árbol de hojas oblongo-ovales, burserácea (Protium copal e Icica copal). Del tronco mana una resina transparente, ligeramente amarilla, la cual se solidifica, y  puesta a las brasas, arde fácilmente produciendo una llama azul que desprende volutas de humo blanco de olor agradable, consideradas divinas y llamadas iztac teteo, es decir “dioses blancos”, las cuales servían como medio de comunicación entre el hombre y los dioses. Como ofrenda para los dioses además de quemado, podía ser depositado en el fondo de lagos y manantiales o enterrado en los edificios religiosos. Una de las principales características del copal es la viscosidad, es decir, se trata de un material pegajoso y maleable. La resina se usa para prevención y curación de mal aire, espantos y como incienso durante todas las ceremonias religiosas, ya sea en la iglesia, la casa, altares caseros, las procesiones en la calle, o en cualquier otro lugar. Actualmente se usa además para en la preparación de barnices, lacres, y ungüentos medicinales para combatir algunas enfermedades bronquiales. Rodríguez (2007).


     Kearney (1971:78-9) preguntando entre los zapotecos de Ixtepeji ­ ­¿Por qué se quema copal alrededor de  cadáveres?  Le respondieron: Porque el Diablo quiere estar con el cuerpo, pero el copal lo espanta. También evita que entre en la casa. Si alguien le tiene miedo, quema copal. Las grandes oleadas de humo que el copal produce también espantan a los espíritus perdidos, a las almas perdidas y a los “aigres”. El humo quita las enfermedades que uno pudiera tener, tal como lo hace un cigarro encendido que se lleva cuando se sale de noche y protege contra los “aigres” perdidos que andan por las calles. Si no hay cigarros a mano, una chispa o incensario protegerán al que tenga que ir a un mandado y no pueda esperar la luz del día.

     Schendel (1980:58-59,67) refiere que los aztecas estaban convencidos de que cualquier padecimiento no adjudicable al disgusto de un dios – en cuyo caso, por supuesto, el único remedio era aplacar esa ira-, se transmitía misteriosa e invariablemente por contacto humano, por el aire o por el viento.

     Siempre que honraban a sus dioses, los sacerdotes quemaban resina de copal, los aromáticos aceites de cedro y pino y del ahuehuete; en sus casas, el pueblo quemaba resina de pino, de gratísimo aroma. Incluso el emperador Moctezuma ll fumaba un tabaco mezclado con resina de pino.


     Al llegar Cortés y sus soldados se les dio bienvenida de recepción agitando incensarios que desprendían nubes de humo fuertemente oloroso. De esa manera, no sólo los honraban, sino que trataban también mediante las cortinas de humo de protegerse de cualquier enfermedad que pudieran traer los extranjeros, amén también de protegerse de la fetidez  que se desprendía de  los sucios, arropados y armados soldados españoles.

     
     El uso de éstos aromáticos poseía ciertas cualidades como preventivos de las enfermedades, ya que alejaba de las casas y otros sitios a mosquitos, moscas y otros insectos, principales transmisores de numerosas e importantes enfermedades. 


     Tomado de mis  libros: Los Tuxtlas, nombres geográficos pipil, náhuatl, taíno y popoluca. 
Y del Diccionario de Dioses, Demonios y Enfermedades del México Prehispánico. Inédito



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