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miércoles, 22 de julio de 2015

KISIN Y DEMÁS DIOSES DEL INFRAMUNDO MAYA Antonio Fco. Rguez. A.

KISIN Y DEMÁS DIOSES DEL INFRAMUNDO MAYA
ANTONIO FCO. RODRÍGUEZ ALVARADO


Foto de Internet

     Kisin, Kizin o Cisin. Del maya kiis, pedo, flato + in, sufijo formativo: “El pedorro”, “El flatulento” o “El hediondo”. Lo más probable, es que esta traducción provenga del característico olor a pólvora o azufre del diablo o demonio, que nos trajeron los españoles. Siendo así, sería más correcta la traducción hecha por Bruce de: ki (m), morir + s, sufijo transitivo aplicativo, hacer que… + in, sufijo formativo: “El causante de la muerte”. Al dios de la muerte Ah Puch (“El Descarnado”), también se le denominaba Yum Kimil (“El señor de la muerte”), Hun Ahau (“Señor Uno”) o Kisin. Personifica al diablo, al miedo y a los terremotos entre los mayas. Se le representa por un esqueleto humano, o con un individuo con la mandíbula inferior, la nariz y las costillas descarnadas, a veces la cabeza es una calavera. Del lóbulo de la oreja le cuelga un largo hueso. Lleva en la cabeza, el cuello, en las muñecas y en los tobillos un collar de ojos muertos ensartados en hilos de cabellos; a veces tiene senos, por lo que, como Chaac e Itzamná, es un dios andrógino. Su color es el amarillo negruzco, tonalidad de las manchas que tienen los cadáveres en su descomposición. Se le identifica con el dios A.


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Un atributo común suyo es una suerte de signo de porciento en el rostro o el cuerpo en la escultura clásica. Está asociado con los años Cauac, el sur y el color direccional amarillo (el amarillo es el símbolo de la muerte). Es la deidad más maligna, temida y vengativa de toda el área maya desde Chiapas a Yucatán.  Yumtsakob, uno de los cuatro más grandes chaques o chakoob (deidades agrícolas), envía la lluvia para refrescar la tierra, lo que la hace fría e incómoda para Kisin, de manera que éste hace un viento en el cielo para alejar las nubes. Kisin tiene el poder de robarse las almas de los hombres malos cuando mueren; le temen tanto que evitan hablar de él pues creen que al pronunciar su nombre aparecerá. Cuando en sus conversaciones se refieren a él lo nombran “Kakaz-Baal” que quiere decir “cosa mala, fea, horrible, que espanta”. 


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Suponen que habita en el piso más bajo del Xibalba (inframundo o infierno) llamado “mitnal” y que es el purgatorio o lugar de sufrimiento donde el dios Tsasapisan conduce el pisan (espíritu) de aquellos que cometieron suicidio lanzándose a un cenote, o de alguna otra manera. Los espíritus de aquellos que mueren van allí por poco tiempo, luego de lo cual ascienden a través de la gran ceiba, según se vayan perfeccionando, a través de varios cielos hasta llegar al séptimo, donde viven eternamente felices. Las almas de los hombres muertos en guerra y de las mujeres muertas en el parto van directamente al mundo superior. Kisin se hace acompañar del pájaro Muan y del buho, ambos considerados como símbolos de la muerte. Se le imagina de varias maneras, pues, tiene el poder de cambiar de forma a voluntad y según sus propósitos. Se sabe que el Kisin puede aparecer en cualquier momento y en cualquier lugar; que puede salir de un “mulsay” (hormiguero subterráneo), el cual es una entrada al mitnal, representado en forma de una  descomunal serpiente ochcan (boa constrictora), que tiene un gran ojo brillante y no es venenosa. Se cree  que permanece, casi siempre, en esos hormigueros y cuando es buscada por un chamán iniciado y están frente a frente, ésta se yergue sobre la cola y, acercándosele hasta que sus rostros casi se tocan, pone la lengua en la boca del iniciado. Otras veces, se presenta el chamán desnudo, entonces, la ochcan lo lame por todo el cuerpo, lo engulle completamente, para después expulsarlo por la cola. De estas maneras, les comunica los misterios finales de la hechicería y demás poderes sobrenaturales a cambio de que les entreguen el alma. Es así como les viene el conocimiento a los hechiceros, toreros, prestidigitadores y demás gente que hace cosas fuera de lo natural. Rodríguez (2004), Villa Rojas (1992: 299), Tozzer (1982: 12, 181-182), González Torres (2003), Abelardo Fuente (1970: 169), Bruce (1967:), Thompson (citado por Freidel, 2001: 206-207), Thompson (1997: 368), de la Garza (1998: 116).

     Comenta Cristina Alvarez (1997: 192), para la mente maya, la función de los dioses del inframundo era benefactora: eran encargados de cuidar que el mundo estuviera en su lugar, de proteger la vida que existe sobre la tierra, de evitar los terremotos, los maremotos y que la tierra desapareciera bajo el agua. Por otro lado, cuando el agua escaseaba en la superficie, podían conseguirla bajo tierra, en las cuevas y en los cenotes (ríos subterráneos al descubierto). Pero, también podían ser destructivos cuando era desencadenada su cólera.

     Refieren Marion Singer (2000 y 1991: 201), Villa Rojas (1995: 322, 323) y Thompson (1977: 367), que, según la cosmología lacandona, Kisin fue expulsado al inframundo por Hach Ake Yum (Nuestro Verdadero Señor), por haber intentado destruir las criaturas de su amo (es decir, por tratar de equipararse con él); es una deidad perversa cuya única meta es dañar. Sukukyum (U sukum ik yum: hermano mayor de nuestro padre), es el señor del inframundo y el guardián de Kisin. Sukukyum juzga a las almas que descienden al inframundo, entregándolas al castigo de Kisin o al descanso eterno con Metzabok o Menzabac (“El creador del hollín y/o de la pólvora”), dios de la lluvia. Además, acoge al sol al morir todas las noches en el inframundo y lo lleva sobre sus espaldas por medio de una tabla. A la medianoche, el sol toma pozol, reposa un instante, luego vuelve a partir llevado siempre por Sukukyum, hasta el oriente. El mitnal es una especie de purgatorio donde van los espíritus de los muertos antes de pasar a su morada definitiva. Cuando el número de estas almas es muy elevado, se rebelan tratando de escapar, entonces Kisin, que es un personaje iracundo, se enfada, ruge y patea la base de la gran ceiba (árbol gigantesco que se encuentra como sostén en el centro del mundo, sus raíces salen del inframundo y su copa alcanza el cielo) provocando que se resquebrajen los cimientos de la tierra produciendo terremotos y maremotos que espantan a los lacandones. En ocasiones, Sukukyum procura contrarrestar los excesos de Kisin, sosteniendo las columnas del inframundo para evitar el derrumbe de la tierra.  Algunas veces los espíritus consiguen escapar para vagar por la superficie de la tierra. A  veces Kisin consigue sofocar la rebelión enviando las almas cautivas a otro lugar del infierno y así ya se queda tranquilo durante algún tiempo, hasta que vuelva a tener su reino otra vez lleno. Cuando en la corteza terrestre se producen ligeros temblores de tierra se deben a que Kisin ruge y vocifera para asustar a los espíritus con el fin de que no intenten rebelarse. Es sospechoso de cometer innumerables fechorías contra los lacandones y, particularmente, de detener el alma de éstos cuando viaja de noche en los sueños, de tal modo que al no regresar ésta, su dueño quede loco e inclusive llegue a morir. La misma Marion Singer (1991: 111, 147, 201) comenta: en el mundo subterráneo, las almas de los animales muertos esperan el día del fin del mundo, fecha en la cual podrán regresar a la selva. El dios Kisin, por su parte, tiene también sus animales de caza, son los dobles del alma (“onen”) de los Hach Winik (los verdaderos hombres), nombre con el que se reconocen los lacandones. Cuando flecha algún animal de los que pueblan su selva del inframundo, el alma del lacandón sufre; si Kisin flecha algún faisán, un miembro del linaje K´ambul (faisán) sufrirá y quizá morirá. En cuanto a las almas de los hombres o de las mujeres que fueron culpables de adulterio, su destino final es volverse mula, y que Kisin les queme los genitales en expiación de sus delitos. Otra forma de sufrimiento que aplica es tirar alternada y repetidas veces en agua helada y fuego ardiente a los infractores de la selva…

     Es tal el poder de Kisin y la preocupación o temor de los lacandones, que éstos se desean buenos sueños al dormir, y a la mañana siguiente se preguntan sus sueños, pues, se dice que quien lo sueñe como demonio es por qué verá a un jabalí salvaje, y soñarlo en forma de terremoto presagia la muerte de algún conocido. Algunos lacandones culpan a Kisin como el causante de tener piel morena y rostro feo; para hacerles esa maldad los frotó con un pequeño objeto redondo, mientras estaban dormidos. Una forma que tienen los lacandones para ahuyentar malos sueños es sostener a la cabecera de donde duermen un círculo pequeño de liana trenzada, al centro del cual pende una pluma de ave la cual puede ser movida por el aire.

      Entre los lacandones figuran además: ´u yis mehen Kisin “los hijos orinados de Kisin”, que son dos hijos varones y ´u ti´al Kisin “la hija de Kisin”. ||   Tsasapisan, es el Dios que conduce el espíritu del muerto a las diversas mansiones. Mulsay, del maya mul, colina, promontorio + say, hormiga: Hormiguero. Hun Ahau, dios de la muerte y nombre calendárico de Venus en su aparición heliacal. Las representaciones mesoamericanas de Venus suelen llevar símbolos de la muerte, para hacer ver que acaba de salir del inframundo.



     Tomado de mi libro: Los Tuxtlas nombres geográficos pipil, náhuatl, taíno y popoluca. Analogía con las cosmologías de las culturas mesoamericanas. Incluye un diccionario  de localismos y mexicanismos. Ediciones Culturales Exclusivas, 2007.



1 comentario:

  1. Jajajaja pedorro y flatulento?! me dio risa ese nombre, pobre diosito!!!

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