LA
MATLACIHUA
ANTONIO
FCO. RODRÍGUEZ ALVARADO
Matlacihua, Matlashiwa
o Matlaziwa. Del náhuatl matla(tl), red, trampa + cihua(tl) mujer: “La mujer
trampa”. Es una mujer antropófaga, muy caderona y con patas de zanate la cual
habita en ciertos aguajes de la serranía de la chontalpa, y por su previsible fealdad
sólo sale de noche para seducir a los hombres. Un muchacho se casó con ella
pero sólo podía verla de noche porque en el día se escondía en su aguaje. Para
poder seguir con ella, el joven tenía que entregarle mujeres para comer. Se
trata de una mujer que cambia de sexo cuando atrapa a los hombres. A la hora
del coito, la Matlashiwa les arrebata el pene y estos obtienen a cambio, la
vagina que presenta ella. Oseguera (2003: 243). || En la sierra
Poblana-Tlaxcalteca es conocida como “espíritu de las barrancas”. || Para
Cerero (1988: 75, 222, 232) y José María
Bradomín, citado por el primero, Matlacihua en el área zapoteca es un genio
maléfico que toma la forma de una mujerita joven y muy guapa que tiene la
costumbre de salir, después de la puesta del sol, frente a hombres
trasnochadores, borrachines, mujeriegos,
desobligados, peleoneros…; para después atraerlos con las redes de sus
encantos. Así, con el engaño, ponía a prueba el aguante de cada hombre, al
hacerlos caminar por lugares donde pasan sólo los que desean petatearse
(morirse). Así, los precipitaba en el fondo de algún barranco o lugar
escabroso, mutilándoles algunas veces sus órganos vitales. Muchos eran ya
difuntos, otros quedaron bembos (tontos) y los más valientes resistían el
castigo y que los perdieran en el campo. En esa forma Matlacihua les aplicaba
escarmientos para que evitaran esa vida. || En lengua zapoteca es conocida como
Gobezguía, aire maligno que engaña tanto al hombre como a la mujer. En
Tehuantepec llaman a este fantasma Bexée (diablo o brujo), y en la sierra de
Ixtlán, Guatza (bruja o brujo). Manuel Martínez Gracida, citado por Cerero. ||
Gay (1998:77) comenta que en Oaxaca, la Matlacihua era un ser fantástico que
tan breve tomaba la forma de un niño como de un coloso, y ya en figura de mujer
seducía con sus irresistibles y mágicos encantos a los hombres, o ya como
gigantesca esfinge oprimía a los más valientes; era un genio malévolo cuyo
destino era pervertir y dañar, resolviéndose después en humo y disipándose como
leve airecillo. || De la Fuente (1977: 268-269, 342) refiere que entre los
zapotecos de Yalalag la Matlaziwa es llamada lía nzeέ? (María nzeέ’??), es un
espíritu peligroso y engañador, de sexo dual, que aparece a un varón o a una
mujer adoptando la figura de la persona del sexo opuesto a quien ama e
incitando a que se la siga. El que hace esto no llega a tocarla y cuando está a
punto de hacerlo tropieza con breñales que lo lesionan. Si logra tocarla o
verla de frente, se encuentra con que tiene ante sí un esqueleto vestido de
modo semejante a la persona que ama. El espanto, la locura o la muerte, son los
resultados más graves del encuentro con la Matlaziwa y su modo particular de
actuar. Los alfileres, las espinas y las armas con filo o punta son
considerados amuletos específicos contra la Matlaziwa, y también son eficaces
contra los brujos, y quien los lleva no sufre daño. Clavando en el suelo el
objeto puntiagudo, la Matlaziwa queda convertida en un montón de huesos y el
nagual desaparece. Si se pincha a la Matlaziwa, ésta no tiene escape. || Según
los chinantecos la Matlacíhuatl es como gente, es mujer, tiene pelo güero,
viste ropa, fuma cigarros y que anda en la costa y lleva a la gente al bosque.
Tiene solamente un pie, como se ve en su rastro. Cuando uno la ve, entonces se
muere uno; “es un par” (¿parejas?). Él agarra mujeres y ella agarra hombres.
Son sombras. Weitlaner (1977: 145-146). || Miller (1956: 239) comenta entre los
mixes de un personaje similar llamado Wügiñ (véase Tekytyúk), más adelante y citando a Barlow, agrega que
la Matlacihua aparecía a los hombres en la figura de su novia o de su querida y
en caso de que la víctima quisiera retroceder de caer en el abismo, la
aparición se volvía contra ella con el rostro sin facciones, diferenciando
entonces la víctima su confusión. Entre los huaves de San Mateo del Mar, Oaxaca
existe la Zap chev un ser sobrenatural que castra a los hombres. Véase zap
chev.
Matlacihua plástica por Hugo Grijalva
Cruz (1946: 122-124) refiriéndose a los
zapotecas comenta que el Bichée es un duende travieso, pariente del Bijáa que
tiene predilección de reírse a costa de las gentes, reproduciendo durante la
noche los ruidos habituales que ocurren en el día. Algunas veces el Bichée toma
forma femenina y como la Matlacihuatl
nahua atrae a los borrachos y trasnochadores, seduciéndolos con su
grácil apariencia para llevarlos al despoblado y después desaparece. Una de las
particularidades de esta entidad maléfica es la de que mientras los que la
siguen corren, tratando de alcanzarla, ella marcha tranquilamente sin agitarse,
signo inequívoco de que se cierne en el aire para avanzar, como aire que es.
Alguna ocasiones el viajero que cruza la montaña de noche, ve a lo lejos una
gran llamarada, como si la selva estuviera ardiendo; que envueltos en flamas
vienen por tierra los corpulentos árboles y hasta escucha el estrépito de la
caída. Se aproxima al lugar del fenómeno y ni el bosque arde ni los árboles han
caído. El Bichée que en este caso lleva el especial nombre de Xquiruguí, ha
hecho de las suyas. Refiere además, Cruz, que en el Valle, existe duendes
femeninos llamados Gubasse que cuando los pastores se quedan dormidos, estas
entidades demoníacas llegan y les arrancan el sexo, dejándolos maltrechos y
sangrantes. Las víctimas pueden recobrar sus órganos perdidos si al día siguiente
de ocurrida su desgracia regresan al sitio de su mutilación, se acuestan y
esperan la vuelta del duende. Entonces no tarda éste en llegar y le devuelve a
su víctima la porción del cuerpo que le arrebató, curándolo. A los ebrios que
se quedan dormidos en la calle o en cualquier lugar solitario les ocurre lo
mismo que a los pastores a quienes vence el sueño. Por eso sus mujeres los
atemorizan con el recuerdo del Gubasse para que el licor no los venza. Los
pastores necesitan estar siempre alertas para cuidar el ganado, por eso el
Gubasse los castiga cuando los sorprende dormidos.
Tomado de mi libro: Los Tuxtlas, nombres
geográficos pipil, náhuatl, taíno y popoluca. Analogía con las cosmologías de
las culturas mesoamericanas. Incluye diccionario de localismos y mexicanismos.
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