TLACANEXQUIMILLI
Fantasma que aparecía de noche; se dice de
él que no tenía ni pies ni cabeza, que formaba una masa, un paquete que rodaba
por el suelo gimiendo (Sah.). tlacaneci, quimilli.
Tlacaneci,
no tener forma ni arte de hombre (Mol.).
Quimilli,
mochila, bulto, fardo.
Tlacanexquimilli.
Del náhuatl Tlacatl, hombre, humano +
neci, aparecerse, desfigurado + quimilli, mochila, fardo: “Cosa humana
que se aparece deforme como mochila o fardo”. Manifestación de Tezcatlipoca,
una de las deidades que más transformaciones tiene y cuyas apariciones son
constantes., sobre todo durante la noche y en caminos y encrucijadas.
Se da también el significado de Tlaca(tl), hombre + nex(tli), ceniza + quimilli,
mochila, fardo: “Hombre como bulto de ceniza”.
Me inclino más por estas raíces.
Cuando de noche veía alguno unas fantasmas
que no tienen pies ni cabeza, las cuales andan rodando por el suelo y dando
gemidos como enfermo, las cuales sabían que eran ilusiones de Tezcatlipoca, no
obstante esto cuando las veían, y los que las veían tomaban mal agüero,
concebían en su pecho opinión o certidumbre que habían de morir en la guerra, o
en breve de su enfermedad, o que algún infortunio les había de venir en breve;
y cuando estas fantasmas se aparecían a alguna gente baja y medrosa, arrancaban
a huir y perdían el espíritu de tal manera de aquel miedo que morían en breve o
les acontecía algún desastre.
Y si estas fantasmas aparecían a algún hombre valiente y osado, como son los
soldados viejos, luego le apercibía y disponía, porque siempre andaban con
sobresalto de noche, entendiendo que habían de topar alguna cosa y aun las
andaban a buscar por todos los caminos y calles, deseando ver alguna cosa, para alcanzar de ella alguna ventura o alguna
buena fortuna, o algunas espinas de maguey, que son señal de esto.
Y cuando acontecía que algún soldado
valiente y esforzado veía estas visiones, no temía sino asía fuertemente de
esta estantigua y demandábala que le diese espinas de maguey, estas espinas
eran señal que sería próspero en la guerra y tomaría tantos cautivos cuantas
espinas recibía, y que sería próspero y
reverenciado en este mundo, con riquezas y honras e insignias de hombre
valiente, pues las espinas son señas de fortaleza y valentía.
Y cuando acontecía que algún hombre simple
y de poco saber veía las tales visiones, luego las escupía o apedreaba con
alguna suciedad. A éste ningún bien le venía, mas antes le venía alguna
desdicha o infortunio.
Y si acaso les aparecía a los valientes alguna
de estas fantasmas que andaban a buscar, luego arremetían y se asían con ella
fuertemente, y decíanla: “¿quién eres
tú?, háblame, mira que no dejes de hablar que ya te tengo asida, y no te tengo
de dejar”.
Esto repetía muchas veces andando el uno
con el otro a la sacapella, y después de haber mucho peleado, ya cerca de la mañana, hablaba la fantasma y decía:
“Déjame
que me fatigas, dime lo que quieres, y dártelo he”. Luego respondía el
soldado y decía: “¿qué me has de dar?”
Respondía la fantasma, “cata aquí una
espina”. Respondía el soldado: “no la
quiero; ¿para qué es una espina sola?, no vale nada”.
Y aunque le daba dos, tres o cuatro
espinas no la quería soltar, hasta que le diese tantas cuantas él quería; y
cuando ya le daba las que él quería, hablaba la fantasma diciendo:
“Doyte
toda la riqueza que deseas, para que seas próspero en el mundo.” Entonces
el soldado dejaba a la fantasma, porque ya había alcanzado lo que buscaba y
deseaba.
Bibliografía. Fray Bernardino de
Sahagún. Historia General de las Cosas
de la Nueva España. Décimaprimera Edición 2013. Editorial Porrúa. México, D. F.
Fray Alonso de Molina. Vocabulario en
lengua Castellana/Mexicana Mexicana/Castellana. Cuarta Edición 2001. Editorial
Porrúa. México, D. F.
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