ELENA
Y LA CURANDERA
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado
Elena, algunas noches
llenas de estrellas, recuerda su viaje nupcial. Iban en auto a su Luna de Miel
ella y su marido, y de improviso un chirriar de neumáticos que terminó en un
estruendoso ruido al golpear contra un muro de contención, terminó también, con
la vida de su pareja. La contusión le hizo perder a ella el conocimiento, y
cuando lo recuperó no se percató de lo que acababa de suceder, salió obnubilada
del vehículo, abandonó la carretera y se internó en un pequeño claro del
bosque. Dos días después, fue hallada y rescatada, a la vera de un arroyo, por
una familia de campesinos que vivían cerca del lugar. Al preguntarle sobre su
estado físico, se dieron cuenta que estaba amnésica, y así, al llegar a la
choza le ofrecieron una tisana caliente y comida, y posteriormente le curaron
parte de los golpes y escoriaciones que su cuerpo presentaba. Le venció el
cansancio y se quedó dormida arriba de un catre.
A la mañana siguiente, al
abrir Elena los ojos, lo primero que vio fue la cara de la señora, que estaba
sahumándola, a la vez que rezaba en un idioma desconocido para ella. Ambas
sonrieron, una queriendo infundirle confianza, y la otra, agradeciendo la
amabilidad de sus cuidados. Se tomaron de las manos y se quedaron viendo mutuamente
a los ojos, leyéndose el alma que se encontraba dentro de ellos. Del sahumerio se desprendía una fragante
infusión de orquídeas, y un melodioso canto de amor, fresco y delicioso,
reemplazó las oraciones. La sonrisa y el toque de las manos de la señora hacían
florecer la salud y las fuerzas del delicado y fino cuerpo de Elena. Ésta
empezó a recobrar la memoria y dentro de su desolación y de la desdicha de su
amor, de los luceros dormidos de sus ojos escapó un sosegado llanto, y desde su
pecho hondos y quejumbrosos suspiros que se impregnaban de la sublime esencia
de la orquídea.
Sus oídos, escucharon la
onírica voz de la señora que le decía: - Hija, siento tan míos tu dolor y las
lágrimas de tus ojos, qué de ahora en adelante, tu llanto sólo será visto por
las estrellas bajo el cielo tranquilo de la noche.
Xalapa, Ver. 28.12.2022
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