TU
FRAGANTE BELLEZA
Antonio
Fco. Rodríguez Alvarado
Imagen de Internet
Fue un día muy pesado
en mi consultorio, regresé demasiado
cansado a casa, pensando en darme un baño y acostarme a dormir. Previamente telefoneé
para que no me prepararan la cena.
Al llegar
a casa la sentí silenciosa y en penumbras. Abrí la cochera y metí el auto.
Entré a la casa recibiéndome un agradable
aroma a romero, aspiré profundamente ese olor tan revitalizante.
Sólo entonces
me percaté de que la oscuridad era rota por la luz de unas velas rojas
encendidas. Y esa luz iluminaba tu cuerpo vuelto hacia la pared como queriendo
disfrutar la vista de la plomiza bruma. Me detuve enamorado e ilusionado de tu desnudo
torso. De tu hermosa semidesnudez y de esa rosa que aspirabas y cuya sensual fragancia
se acompañaba del efluvio seductor de tu aliento hasta penetrar en mis narinas sacudiendo mi
alma.
Tu cabellera, negra y sedosa cascada, como un marco abierto me dejaba ver tu cara, y
bajaba bañando tus hombros y tu voluptuosa espalda. Fue entonces que volteaste
a verme y me encendiste, me diste la vida con el fuego de tu mirada.
Xalapa, Ver. 17.02.17
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