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martes, 2 de noviembre de 2021

LA RECREACIÓN DEL MUNDO Antonio Fco. Rguez. A.

 

LA RECREACIÓN DEL MUNDO

Antonio Fco. Rodríguez Alvarado

 
Imagen Internet



Ocasionalmente, disfruto irme a sentar sobre las finas arenas de las vastas playas de nuestro inmenso mar tropical, y caminar  descalzo, brincando por ratos para chapotear  con mis pies sus tibias y cristalinas aguas. Mirar el mar, y sentir mi espíritu pleno, entre la tierra, el cielo, el agua y el candente calor del sol.

 

     Tan entusiasmado me encontraba, que me puse a meditar, y mi cuerpo se reanimó con  la frescura y humedad  del viento. Aspiré el aire y el virginal aroma marino, me trajo las imágenes de hermosas sirenas que entonaban una melodiosa canción,  ellas, como sacerdotisas del mar imponían en sus cantos el embrujo que obnubilaba nuestras mentes, volviéndonos esclavos de su voluntad.

 

     De momento, el viento arreció con tal fuerza que empezó a abatir las altas palmeras, cuyos troncos pendulaban entre el cielo y la tierra, era tal su furia que arrancó casi la totalidad del espeso verdor. Solamente los resistentes y flexibles uveros resistieron con estoicismo el embate del fuerte y breve “Norte”. Afortunadamente, este evento, me libró de la confusión mental  en que me hallaba. Ahora, sólo estaba espantado por todo lo sucedido.  En gratitud, me sentí grande, y a la vez solo, cómo un punto perdido, como una arena de mar.

Imagen Internet 


    Era temprano aún. Algo en mi interior me decía, que debía de permanecer más tiempo en este lugar.  Acaté este instinto o presentimiento que no sabía a dónde me iba a llevar. Me senté nuevamente, mirando por encima de la superficie del mar  hasta topar mis ojos con el lejano horizonte que se encontraba semioculto por un par de hermosas y grandes islas.

 

     Empezó a atardecer. Parecía que el Sol estaba desesperado por irse, se movía con mayor rapidez y mudaba repetidamente su color, en un abrir y cerrar de ojos se precipitó limpiamente al mar, sin levantar su oleaje, sin calentar sus aguas, y tiñó momentáneamente al azul marino de un rojo y amarillo incendiarios, como las flamas de una hoguera. Las aves volaron, raudamente también, a buscar sus nidos.

 

     El viento fresco y húmedo, se había oscurecido. Se estaba desprendiendo del cielo el negro manto de la noche, cubriéndolo todo. Se hizo un silencio espeso, sólo roto por el estallido de alguna rezagada ola.

 

     Y después, siguiendo el mismo camino. Se desprendió de las alturas  un vaho oscuro, era el sutil ropaje que cubría a la Luna, ya liberada  envió sus haces de luz cuyos brillos marmóreos difuminaron la negrura aclarando el entorno.

 

Imagen de Internet

     

   La antítesis del día pletórico de luces multicolores, lucía ahora toda una hermosa gama claro oscura. El mundo tiene dos rostros: el día es hombre, y la noche es mujer.

 

     Al final. Me sentí testigo o espectador de una recreación del Mundo hecha por el Creador del Universo.

 

     Valió la pena que me haya quedado a ver esta cosmogonía.

 

 

Xalapa, Ver. México. 02.11.21.



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