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sábado, 17 de noviembre de 2018

TÚ PINTAS MI MUNDO Antonio Fco. Rguez. A.


TÚ PINTAS MI MUNDO
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado

Imagen Internet

Ayer, desperté y me levanté de la cama con deseos de dibujar o pintar. Como no tenía soporte o lonetas para ello, me dirigí a una tienda de dibujo. La empleada estaba atendiendo a una guapa y joven mujer, no pude evitar impresionarme de la belleza de esta dama. Acabó atrapándome al escucharle hablar con gran conocimiento sobre los materiales que solicitaba. En lo que esperaba su cuenta volteó hacia mí, y debió ver la cara de embobado en que me tenía ella. Sus ojos brillaron como riéndose de mí, me saludó con una bella sonrisa y con un cálido
¡Hola!

¡Hola, buen día! Por lo que veo, me imagino que eres toda una maestra en este arte.

Gracias, pero no es así, el maestro era mi difunto esposo.

¡Disculpa, lo lamento!

No tengas cuidado. ¿Y a ti, te encanta el dibujo?

A partir de este instante, ya no sé si me encanta tanto el dibujo… cómo lo bello de tu sonrisa. Disculpa si te incomodo.

Al contrario, muy agradecida por tan fino halago que me haces.

Me llamo Francisco y mi mejor regalo de este día es conocerte.

Gracias Francisco, yo me llamo Erata.

¿Erata…de Eros? Con razón, es por eso que al conocerte despertaste mis anhelos y mis ansías de amor.



Francisco y tú me atrajiste por tu cara de embobado y ahora… por tus lindas ocurrencias.

Bueno, la pregunta obligada: ¿qué vas hacer saliendo de aquí?

¿No sé? debo regresar aquí en un par de horas por parte de mi pedido.

Mira qué casualidad, se me acaba de ocurrir lo mismo… para volverte a ver una vez más.

Mira Francisco, aquí cerca hay un buen Café, podemos desayunar, tomar un rico café y platicar. Creo que nos hará bien conocernos más. ¿Qué te parece?

¡Excelente idea! ¡Vamos!

De entrada, los dos tomamos una taza de vivificante café doble carga. Rica combinación de caracolillo.

Nos identificamos más al comentarme, además de su gusto por la pintura, su gusto por  la lectura universal. Y el placer que le ocasionaba el visitar museos de antropología.

Pasados algunos momentos, ella, con un serio semblante y mirándome a los ojos, me confesó:  Después de un par de años de novios, Federico y yo nos casamos. Regresábamos de nuestra Luna de Miel, cuando tuvimos ese aparatoso accidente automovilístico, él murió a causa de un fuerte golpe en la cabeza.

Un par de lágrimas rodaron por su bello rostro. Guardé silencio y respeto por tan infausto y doloroso recuerdo.

Me conmovió ver su mirada triste y llorosa, y le dije: Erata, teniéndote junto a mí, enfrente de mis ojos, me pregunto: ¿para qué busco en telas y colores la belleza que descubro en ti, en tu alma, en tu cara?

El rubor que le ocasionaron mis palabras aumentó la luz de su belleza.

Salimos, nos dirigimos por los pendientes a la tienda de dibujo. Ya ahí, ella me invitó a conocer su casa. -¡Para qué conozcas tu casa! Me dijo.

En el trayecto, a punto de llegar a su casa, nos cayó un tremendo aguacero, que tuvimos que correr para llegar a ella. Entramos como “pichos mojados” y al ver nuestras fachas nos causó a ambos burlas y sonoras carcajadas.

Toma, me dijo dándome un café humeante. Me voy a bañar, espérame aquí. No se te ocurra abandonarme OK.

Estaba sentado, leyendo una revista, cuando la veo pegada enfrente de mí completamente desnuda, el agua resbalaba por las curvas de todo su cuerpo formando un ardiente lago a sus pies. ¡Muy pocas veces en la vida he visto cuerpos tan perfectos, tan voluptuosamente bellos!

¡Sécame! y al querer agarrar la toalla que traía en una de sus manos me dijo: con ella no, ¡sécame con tus caricias, con tus besos, con tus manos!

Así sentado, como estaba, la abracé por la pelvis, le acaricié con lujuria las grandes, redondas y duras nalgas. Pegada mi cabeza a su vientre  lo llené de suspiros y besos. Y alzando la cara vi sus pezones erectos y alcanzándolos con la punta de la lengua y con la boca, empecé a besarlos y succionarlos. Los suspiros, gemidos, ayes y gritos in crescendo del placer rompían el silencio que había dejado la lluvia.


Después de una mutua, apasionada y completa entrega nuestros cuerpos seguían candentes crepitando como rescoldos o tizones…



Xalapa, Ver. México 17.11.18



2 comentarios:

  1. maravillosamente hermoso relato, si fue cierto o no es maravilloso y si es producto de la imaginación reconozco la bella forma de escribir y si fue un hecho real amigo te felicito.
    Pequeño Salvaje.

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    1. Gracias hermano. Fue tan maravilloso, qué no sé si fue un sueño. Lo único que sé es que se me eriza la piel al recordarlo.

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