“DISCO
EN PLAYA AZUL, CATEMACO"
ANTONIO
FCO. RODRÍGUEZ ALVARADO
¡Nos vemos! ¡Hasta
mañana! Nos despedimos Roberto “Polo” Armengual y yo, de nuestros compañeros y
amigos de la ESBIO (Escuela Secundaria y de Bachilleres Isaac Ochoterena) en San
Andrés Tuxtla. De ahí, por
costumbre, emprendimos nuestro regreso caminando hasta Catemaco. Al cual llegamos después de un
poco más de 2 horas; ya íbamos a tomar cada quien para su casa cuando vimos un autobús de turismo
del cual bajaban varias muchachas, con “discreción” nos acercamos a verlas. Un
grupito de ellas se nos acercó preguntándonos ¿qué si éramos de ahí y qué les
recomendábamos visitar? Inmediatamente nos ofrecimos de guías, llevándolas a la
Basílica de la Virgen del Carmen.
Un rato después al lago, mostrándoles el malecón, y de ahí a las playas pasando por Koniapan, “La Punta”, el Tegal (lugar donde se apareció la Virgen del Carmen), Playa de Gorel, Expagoya y Soltepec. Todo el trayecto, fue de comentarios elogiosos sobre la belleza del lago, sus islas y su entorno, sobre la exótica comida local y sobre nuestro famoso brujo don Gonzalo Aguirre. Obvio decir, que Roberto y yo nos íbamos “identificando” con dos de ellas.
Isla Agaltepec
Regresamos al “Centro” (a la población) quedando con ellas de acompañarlas esa misma noche a bailar a la “Disco” del Hotel “Playa Azul”.
Llegando a casa nos pusimos a romper las alcancías, de nuestras hermanas, así como a sacar dinero de las bolsas, de nuestras hermanas, nos acicalamos lo mejor posible, nos persignamos y salió cada quien de su casa con rumbo al hotel donde se hospedaban nuestras nuevas amigas michoacanas. ¡Wau, estaban irreconocibles! ¡Todas hermosísimas con vestido de noche y zapatillas, nos dejaron con la boca abierta! Tomamos un taxi y nos fuimos al Hotel Playa Azul, llegamos a la Disco, y aunque ya había bastante gente, afortunadamente encontramos un buen lugar donde quedarnos.
Hotel Playa Azul
Yo estaba bastante nervioso, debo confesar
que nunca he sido un buen bailarín, pero las miradas que intercambiamos mi
guapérrima amiga Nancy Moreno y yo, y el hecho de que ella, en la leve penumbra
del salón, haya buscado y acariciado mi mano, me electrizaron, no lo pensé más
y nos encaminamos a la pista de baile. Nos
abrazamos para bailar y siento que algo nos sacudió a los dos, tardamos un
instante abrazados, sin bailar; el aroma de su perfume, el contacto de su
cuerpo y el murmullo de su respiración me tenían fascinado. Su escotado vestido
dejaba bastantes descubiertos sus hombros y su espalda, la que al rozar con mis
manos y mis brazos la sentía como de porcelana.
Volteé a ver a Roberto, él estaba viviendo
su propia experiencia, su propia historia. Sonreí. Dejé que la magia de Eros siguiera
impregnando esos momentos de gran felicidad, que su encanto madurara un poco
más mi esencia juvenil. Y así, me sentí superior.
La música dejo de tocar, Nancy y yo sin
soltarnos de las manos nos quedamos mutuamente viéndonos a los ojos. No hubo
palabras, no eran necesarias.
Una voz aguardentosa nos sacó de nuestro mutismo, de nuestro arrobamiento.
Una voz aguardentosa nos sacó de nuestro mutismo, de nuestro arrobamiento.
-¡Señorita,
dice mi Presidente Municipal, que la invita a sentarse a su mesa!
Nancy, endureciendo su semblante, de
inmediato le respondió: - ¡Dígale a su
Presidente, que si es un caballero que no nos falte el respeto a mí pareja y a
mí!
Después de pasar este mal momento, me dice
Nancy: ¿quieres que salgamos a
platicar a la terraza, para no seguir
respirando esta podredumbre presidencial?
¡Claro!..
Asentí.
Aún, no salíamos del salón, cuando alcancé
a ver que Roberto y su pareja nos seguían hacia la terraza, en muestra de solidaridad.
Terraza
Afuera, la noche estaba espléndidamente
iluminada por la Luna, hermosas plantas y flores adornaban los arriates de la
terraza, sobre las luces de las farolas había una danza aérea de “amoyotes”, sentimos de lleno la suave
brisa del lago el cual se miraba majestuoso, y nos regalaba generosamente un
armónico sonido al romperse plácidamente sus olas contra el muro de la terraza.
A nuestros oídos llegaban también sonidos de algún animal nocturno, entre ellos
el croar de ranas, el ulular de algún búho, aullidos de saraguatos y los trinos
o gorjeos de ciertas aves. Nos acercamos a contemplar tan bella naturaleza, la
Luna desde el cielo proyectaba su opalina y brillante imagen sobre la
superficie del lago, mostrándonos entero
este maravilloso paisaje.
¡Ahí estábamos los cuatro!
¡Casi sin poder hablar!
¡Testigos de tanta magnificencia!
Nancy se abrazó de mí, al tiempo que
decía: - ¡Qué hermoso es todo esto, pero
tengo frío!
La abracé, cubriendo sus desnudos hombros
y su espalda con mis brazos; seguimos mirando un instante más, y caminamos rumbo a unas bancas en donde nos
sentamos.
Roberto y su pareja hicieron lo mismo, pero
alejados de nosotros.
Nancy tiritaba de frío, la apreté más
entre mis brazos para infundirle el calor de mi cuerpo, volteó a verme a la
cara, y alzando su rostro me dio un beso en la boca. El beso me supo a néctar y
a ambrosía, me enervó, despertando vibraciones y sentimientos, como nunca antes
los había sentido. Le correspondí, multiplicándole los besos. La vida nos estaba
regalando un momento fantástico lleno de amor, el cual supimos aprovechar.
¡La naturaleza nos envolvió en nuestros
propios sueños!
Despertándonos de ellos las voces de las
demás amigas que venían en nuestra búsqueda
para indicarnos que ya era hora de regresar a su hotel.
¡Una triste mirada, un apasionado beso y
un fervoroso te quiero... fueron nuestra despedida de amor!
¡Hubieron cartas..!
¡Hubieron cartas..!
Que si ya hubiera existido el correo electrónico y el WhatsApp, no estarías por aquí, mi querido amigo, Antonio Francisco. Tito Absalón
ResponderEliminarHermano Tito Absalón, fue una época muy difícil para mi, aunque se escuche feo, la prioridad era sacar la carrera para ser alguien en la vida, no había de otra jeje. Un gran abrazo.
EliminarMuchas gracias por haberme transportado también a mis años de playa azul, felicidades por el relato.
ResponderEliminarMuy amable y gracias Víctor Manuel Ibarra Castellanos, me da gusto haberte proporcionado bellos recuerdos. Saludos.
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