TALOS
Antonio Fco. Rodríguez Alvarado
El mito de Talo, el gigantesco hombre de bronce, es evidentemente de origen fenicio y alude a la cruel práctica de sacrificar humanos al fuego. Este Talos era todo de bronce e invulnerable. Este robot fue confeccionado por Hefesto/Vulcano, a petición de Zeus, para regalarlo a su amada Europa, para protegerla a ella y los tres hijos de ambos: Radamanto, Sarpedón y Minos. Así, Talos servía de guardián de la familia de Zeus en la isla de Creta, cuyas costas recorría tres veces todos los días. Minos mandó a grabar en su broncíneo cuerpo las “Leyes del Reino”, su incumplimiento era castigado con el sacrificio al fuego: "Talos abrazaba contra su pecho a la gente y se arrojaba al fuego con ella, que moría abrasada".
El mito de Talo, el gigantesco hombre de bronce, es evidentemente de origen fenicio y alude a la cruel práctica de sacrificar humanos al fuego. Este Talos era todo de bronce e invulnerable. Este robot fue confeccionado por Hefesto/Vulcano, a petición de Zeus, para regalarlo a su amada Europa, para protegerla a ella y los tres hijos de ambos: Radamanto, Sarpedón y Minos. Así, Talos servía de guardián de la familia de Zeus en la isla de Creta, cuyas costas recorría tres veces todos los días. Minos mandó a grabar en su broncíneo cuerpo las “Leyes del Reino”, su incumplimiento era castigado con el sacrificio al fuego: "Talos abrazaba contra su pecho a la gente y se arrojaba al fuego con ella, que moría abrasada".
Si
veía que se acercaban enemigos o forasteros indeseables, o a los habitantes salir sin permiso de Minos, les arrojaba enormes piedras. Si alguien conseguía escapar
de las piedras, Talos saltaba dentro de una hoguera hasta ponerse al rojo vivo,
y luego, con una risa sardónica, abrazaba a los recién llegados apretándolos
contra su pecho, hasta arrancarles la vida. Es probable, que tomara su nombre de Zeus Tallaios (Zeus Solar), y de igual forma, que debido a su color y brillo cobrizo aunado al rojo incandescente que así tomaba su cuerpo al salir de la hoguera fuera llamado Sol. Cuando se acercaron los argonautas
para desembarcar en la isla, intentó alejarlos a pedradas, pero sucumbió a un
ardid de Medea.
En efecto, Talos tenía una sola vena, que
le iba de la cabeza a los pies y que en el tobillo estaba taponada por un
alfiler. Medea le hizo enfurecerse con visiones engañosas de que los perros de
Hades, el dios de los infiernos, lo destrozaban, provocándole que se desgarrara
el tobillo en una roca, así débil, con un hechizo lo durmió, logrando sacarle
este alfiler, y Talos murió desangrado al escaparse del talón se dice que en forma de hierro fundido el icor, o sangre de los dioses olímpicos. Según otra versión, fue alcanzado por
una flecha del argonauta Peante, el padre de Filoctetes. Con la muerte de
Talos, los héroes pudieron desembarcar y reponerse, en previsión de la ruta que
aún les quedaba.
Talos
era también un ateniense, hijo de Pérdice o Policasta, hermana de Dédalo.
Dédalo, el mejor y más famoso artesano y
arquitecto de la época helenística, había huido de Atenas para refugiarse en
Creta a causa del asesinato de Talos, hijo de su hermana Policasta, que Dédalo por
envidia profesional acabó despeñándolo desde la Acrópolis. Talos , también
llamado Acalo o Pérdice, igual que su madre, a sus 12 años, fue quien inventó
la primera sierra, inspirándose en la mandíbula de la serpiente, y el torno de alfarero, así como el primer
compás.
Se comenta que la diosa Minerva lo
convirtió en perdiz, que años después acompañó con su canto regocijado los
funerales del hijo de Dédalo, Ícaro.
Policasta, se quitó la vida, ahorcándose, a causa de la pena.
Dédalo, en Creta construyó para Minos el
Laberinto, extraordinario edificio lleno de intrincados pasadizos destinados a
servir de morada al Minotauro, y llevó a cabo además muchas otras ingeniosas
obras de arte.
Como auxilió a Teseo a vencer al
Minotauro, Minos lo encerró en el Laberinto junto con su hijo Ícaro. Tuvo que
huir con Ícaro usando unas alas
artificiales. Cierto que al pasar por la isla de Samos, Ícaro cayó al
mar – que por él se llamó de Icaria-, y se ahogó; Dédalo llegó a Cumas y de
allí a Sicilia, donde fue bien acogido por el rey Cócalo. Por eso, cuando Minos,, que había perseguido a Dédalo, puso pie en la isla, Cócalo se negó a entregarle su huésped; más aún ahogó a Minos en el baño. Tal fue el fin de este monarca, cuya tumba, no obstante, se mostraba en Creta,
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